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Campaña que salva vidas #OjoPequeAlAgua para prevenir los ahogamientos en playas y pisicinas

Oír esta frase nos pone en guardia, nadie duda de que hay un riesgo importante detrás de esas palabras, así se llama esta campaña: OjoPequeAlAgua, es una campaña iniciada junto a la Asociación Nacional de Seguridad Infantil y todos aquellos que quieran sumarse. El objetivo claro es reducir los ahogamientos infantiles, tener conciencia de la magnitud del problema y unirnos para crear una cultura preventiva entre pequeños y mayores.

| etiquetas: ojopequealagua , salva vidas , ahogamientos , playas , piscinas , seguridad
  1. Todas las personas deberían aprender a nadar a la vez que a caminar o antes.
  2. Los padres deberían estar mas atentos y deberían poner multas por el extravío de niños en la playa, tenia un amigo que se ahogo al intentar salvar a unos niños, porque los padres no estaban a lo que tenían que estar...
  3. Un niño en una piscina se ahoga en silencio y sin chapotear.
    No les puedes quitar ojo
  4. Para esto no debería de existir ningún tipo de campaña.

    Es deber y obligación de los padres tener controlados a los pequeños. En ningún momento se me ocurre tener a mi hijo en el agua sin supervisión. Ni en la piscina, ni en el parque ni en ningún lugar donde pueda sufrir daño.

    Que se dan coscorrones en casa estamos de acuerdo, y jugando otro tanto. Pero una cosa es que vaya corriendo en plan berserker y se deje las rodillas al tropezar, y otra muy distinta que coja unas tijeras, empiece a saltar rodeado de jeringas mientras invoca a satanás mientras yo estoy tomando algo poniendo a parir al árbitro de turno sin saber que hace o donde está.
  5. #3 El problema es que muchos padres creen que por haber un socorrista ya se pueden olvidar de los niños, y es muy común encontrarlos o tirados al sol o tomando algo en el chiringuito de la piscina-playa (a los padres digo).

    Hace un par de años, unos padres estuvieron dejando un tiempo a su niño en Decathlon y ellos se iban a comprar o al cine en el CC. Los compañeros no se enteraron hasta que un día el peque fue a decir que se aburría, ya no le quedaban juguetes con los que entretenerse ante el asombro de éstos. Cuando sus padres volvieron, se les llevó a hablar con el director de la tienda y les avisaron que si volvían a repetir esa actitud se pondrían en contacto con la Policía y poner denuncia, a lo que al principio se mostraron indignados y luego se marcharon con la cabeza mirando el suelo.

    Totalmente de acuerdo con lo de las multas, está visto que si no nos pegan al bolsillo, no aprendemos.
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