El discurso del líder del PP es cada vez más el discurso de la ultraderecha y menos el discurso de un partido de gobierno con voluntad de recuperar el centro. Fue Pablo Casado el que apretó el botón electoral, el que llevó a Mañueco a convocar unas elecciones que el presidente de la Junta no necesitaba, y el tiro le puede salir por la culata. Puede ser el primer gobierno de coalición con la ultraderecha y esto puede marcar un peligroso camino en la siguiente estación, elecciones andaluzas, y así sucesivamente hasta las generales.
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Pero la politización de esta comunidad empieza a ser nauseabunda. Ahora mismo sólo hay dos cosas: Lorca y Casado. Ayuso fue el blanco hace meses pero parece que el objetivo ha cambiado pensando en las generales.
La crítica al gobierno o a cualquiera de sus socios es prácticamente inexistente y la inmensa mayoría de las noticias son críticas a la oposición de derechas (cosa que también están poniendo fácil por otra parte).