Justo antes de morir de tuberculosis a los 44 años, Antón Chéjov tomó una copa de champán y le dijo a su mujer, la actriz alemana Olga Knipper, "Ich sterbe" –es decir, "me muero" en alemán–. Cuando Knipper fue a colocarle hielo en el pecho para bajarle la fiebre, Chéjov se lo impidió aduciendo que "no se pone hielo en un corazón vacío". Y así, la calurosa noche del 15 de julio de 1904 murió, prematura y dramáticamente. Una muerte joven y una vida dura y casi siempre estrangulada por las carencias afectivas y económicas.
|
etiquetas: antón , chéjov
Ideal para conocer la sociedad rusa de finales del XIX.
Ahora en serio, interesante artículo
Aunque pasa lo de siempre, no le pasan el corrector... ¿Qué será "abrobar"? Esos errores de mecanografía se destacan cuando se pasa el corrector...