Ciertos grupos de gente, en algunos casos bastante organizados, postulan la teoría de que una conspiración mundial de gobiernos, ejércitos, empresarios y banqueros nos están fumigando con productos químicos con diversos fines siniestros. Sin embargo, un simple análisis crítico revela que tales conspiraciones no son más que el fruto de una fantasía desbordada, sin ninguna base real.
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