"Nos intoxican con chemtrails", leí el jueves en uno de los carteles pegados al suelo en la plaza del Arriaga, en Bilbao, por los indignados. Cerca, se pedía la prohibición de los transgénicos y, al levantar la vista, vi a un miembro de una secta que predica la Segunda Venida con una pancarta. Más tarde, me enteré de que en la asamblea había tomado la palabra un individuo que anunciaba que el verdadero cambio planetario iba a tener lugar el 21 de diciembre y acusaba a la prensa vasca de ser poco fiable por estar en manos del Club Bildelberg.
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