Este tipo de afirmaciones (que los transgénicos son peligrosos) proliferan cuando hay ignorancia y desinformación y no me cabe duda que sobre este tema lo hay. Sin embargo, hay que ser justos. No es culpa de la gente, la culpa la tienen los encargados de fomentar la educación.
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#1 Los problemas de Africa vienen en gran medida por las malas políticas que se aplican en esos países (y que a los gobiernos Europeos y Norteamericanos parece interesar), pero no por los transgenicos, claro.
No tengo ningún problema en que un científico desarrolle unas papas más nutritivas o mejor adaptadas a las escasez de agua y que obtenga ganancias por todo el tiempo y dinero invertido, pero tengo muchos problemas con que una empresa productora de transgénicos me prohiba guardar semillas para comprarle eternamente a ellos (hasta que expire la patente y dejen de producirlas para venderme otras con patente) o que tome las papas desarrolladas por mi gente por 50 generaciones y las haga pasar como "su descubrimiento" e impida que sigamos cultivándolas.
Edito: estos problemas no son exclusivos del mercado de los transgénicos, también existen en el resto del mercado de semillas, la diferencia son los grados de libertad de elección de los agricultores y consumidores o, dicho de otra manera, el grado de poder de las empresas productoras de las semillas.
#5: ¿Algún argumento aparte de un insulto?
Una: "por supuesto que alguno de ellos podría resultar ser peligroso para nuestra salud, pero esto no significa que todo lo transgénico sea peligroso".
Veamos: lo que dice aquí el autor contradice lo que parece querer insinuar en el título, porque que la ciencia no haya dicho que los transgénicos no sean peligrosos no quiere decir, como parece querernos hacer pensar el autor, que no lo sean. Eso sólo significa que todavía no se sabe cuáles pueden ser los efectos reales de todos los transgénicos actualmente existentes en el mercado. Y estamos hablando de unos organismos mutágenos que pueden tener toda clase de efectos todavía desconocidos tanto sobre el medio ambiente como sobre el cuerpo humano. Desde el punto de vista formal, tanto el titular como la argumentación desarrollada en torno a él resulta absolutamente falaz y tendenciosa. Me perdonaréis que no ponga el tipo de falacia que es, pero ni lo sé ni me interesa.
También es cierto que hay mucho fanático antitransgénico que se posiciona en contra de todo lo que pueda parecer progreso científico sin atender a razones o sin ofrecer argumentos sólidos. Pero yo, la verdad, ante este problema, y más teniendo en cuenta los desastres, ya probados, que genera la política comercial de las empresas que los poseen, opto mantener la prudencia. Además, estamos ante un falso dilema: la humanidad no necesita organismos modificados genéticamente para solucionar sus problemas de alimentación. Lo que necesita es una mejor distribución de la tierra y de los recursos, una explotación más racional de la agricultura y, sobre todo (en mi opinión) cambiar de modelo de desarrollo económico: el capitalismo consumista desbocado ya se ha visto que no funciona, habría que probar otras cosas. Pero, claro, todo esto no interesa a los gobiernos más poderosos ni, sobre todo, a las empresas que los sostienen.
La segunda frase que me ha llamado la atención dice así: "Aquí entra en el juego la política, ya que de aparecer un producto dañino para nuestra salud, este se terminará regulando, tal como lo que sucede con el cigarrillo y las bebidas alcohólicas, o se terminará prohibiendo, como lo que sucede con la cocaína."
Y, la verdad, me parece de una candidez sospechosa el pensar que la política va a solucionar el problema, sobre todo si atendemos a experiencias pasadas, algunas protagonizadas precisamente por Monsanto. Sí, es posible que reaccionen, pero cuando sea demasiado tarde y los daños tan grandes que ya no se pueda seguir mirando para otro lado. Por otra parte, la comparación con el tabaco y otras drogas, adolece de un gran punto débil: la gente puede optar por consumir o no esas substancias, es decir, es relativamente libre para decidir si se mata y cómo lo hace, aparte de que al poner juntos tabaco, alcohol y cocaína, el autor no deja de poner de relieve los intereses económicos que subyacen a este tipo de problemas, ya que la legalización o no de estos productos no depende de lo dañinos que sean para la salud o la sociedad, sino del beneficio que produzca su estado legal.
En fin, que el artículo me parece vergonzosamente tendencioso. El autor parte de unas conclusiones previas y escribe unos cuántos párrafos, aludiendo vagamente a una supuesta infalibilidad de la ciencia que se parece bastante a los argumentos que él mismo reprocha a los que se ponen en el otro lado de la barrera. Así no vamos a ninguna parte.
En cuanto a las prohibiciones ¿prohibimos el consumo de todo lo que no esté previamente regulado?
- Se prohíbe totalmente.
- Se permite libremente, pero se informa de los posibles riesgos.
- Se permite, pero de forma controlada por el estado y los responsables sanitarios.
Y otras opciones que ahora mismo no se me ocurren, pero que seguro que existen. Lo que yo no creo es que se deba poner libremente en el mercado un producto del cual no se conocen todos los riesgos potenciales. Vale que la ciencia no ha dicho que no son perjudiciales (como dice el titular) pero hace poco más de un siglo tampoco se conocían todos los peligros de la radioactividad, por ejemplo, y eso nunca quiso decir que no fuera peligrosa para el ser humano. Yo sólo pido un poco más de prudencia, algo que se lleva muy mal con la urgencia empresarial por la obtención de beneficios.
El tema de los transgénicos es polémico porque está en etapas iniciales de investigación, pero ya se usan. No queda más remedio que aceptar que hay que esperar mucho tiempo.
Sin embargo, la ciencia, que es (que yo sepa) la única forma de obtener datos lo más objetivos posible, no ha revelado ningún estudio que demuestre que sean dañinos. Pero aún así seguimos emperrados en ello en lugar de centrarnos en loq ue debería preocuparnos de verdad: las patentes.
Hace poco una empresa americana intentó patentar los genes de cancer de mama y otro más. Esa vez un juez reaccionario e hiperreligioso nos sacó las castañas del fuego diciendo que esos genes son parte de la creacción divina y que eso no se puede patentar. ¿No veis el peligro de que una empresa patente cosas así? Nadie podría investigar con ello!
Sin embargo, nos lanzamos a por los transgénicos en si, cuando debería preocuparnos que una sola empresa pueda hacer uso de ellos.
La ciencia es indispensable, pero debe ir acompañada del sentido común.