El profesor Brian Ford de la Universidad de Cardiff desvela en su nuevo libro: Secret Weapons: Technology, Science And The Race To Win World War II (Armas Secretas: Tecnología, Ciencia y la Carrera para ganar la Segunda Guerra Mundial) que "Existía un plan de los aliados para introducir estrógeno en la comida de Hitler y cambiarle el sexo para hacerle más femenino y menos agresivo". Por aquel entonces se había descubierto la importancia de las hormonas y se comenzaban a utilizar en terapias sexuales en Londres.
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De hecho ha sido leerla y me ha venido a la mente Herr Flick de la Gestapo, de la serie británica Allo' Allo'
Con una vez que se lo colaras en la comida, resuelto el problema. La Alemania Nazi no habría sobrevivido a la muerte de Hitler.
Los pelos como escarpias.
Como dice un amigo mío: "Un hombre, cuando es malo, mata. Una mujer, cuando es mala, no deja vivir".