Hace unos días, en Barcelona, mientras cenaba en un restaurante popular, me quedé prendado de la conversación de cinco jóvenes desconocidos que comían en la mesa de al lado. Eran cinco jóvenes “emprendedores”, que trabajaban en una empresa multinacional con distinto grado de responsabilidad. Habían bebido y comido copiosamente (...). Su aplomo y seguridad, y el placer de esa cena compartida, se fundaba en el privilegio de su situación: tenían trabajo y, a juzgar por la ropa y el menú, bien remunerado. De hecho, sólo hablaban del trabajo.
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Porque creo que todos hemos vivido esta experiencia, ya sea como espectadores o como participantes.
"Creían estar viviendo y divirtiéndose cuando en realidad estaban ilustrando un tipo humano (como yo hubiese ilustrado otro, sin duda, si hubiesen vuelto la cabeza para mirarme)."
No juzga en ningún momento, analiza y describe. Otra cosa es que no te guste su análisis. Él usa a esos muchachos como excusa, no como fin. Y no quiere hablar de sí mismo, sino reflexionar. De hecho, esa reflexión es lo interesante del artículo, no el articulista como persona.
- Asume que conoce esta gente, aunque dice que no, pero la juzga.
- Asume que son fieles a su jefe por el pecado de querer hacer bien un trabajo y sentirse motivados.
- Asume que esa gente no es consciente de su situación dentro del sistema.
- Y siento cierto resentimiento hacia gente que se siente feliz por ser como son, estar donde están, y ganar un buen sueldo (algo que también asume).
Mucho mirar la paja del ojo contrario...
Cada uno en su papel, dentro de otro papel y descubriendo realmente cual es principal poco a poco... Esos que califica de emprendedores sin saber lo que significa esa palabra. Esos que les califica el autor de fieles a su empresa por algo de tan poca consistencia como habérselo oído decir directamente., cuando realmente esos mismos están luchando internamente para encajar en un mundo donde somos piezas sin bordes claros.
Bueno, hay tanta simpleza que me asombra que se menee, no es más.
-No asume que los conoce, se ciñe a los rasgos superficiales que estos poseen y a cómo se comportan
-Asume que son fieles a su jefe porque uno dice que solo puede trabajar si se compromete moralmente, y los otros escuchan
-Por supuesto que no pueden ser conscientes por los datos que observa el escritor
-No hay ningún resentimiento contra la felicidad. Hay una lamentación por el vacío que subyace en la vida de esa pobre gente
La cosa está en que el artículo no habla de ESOS tipos, sino de un PROTOTIPO. No le interesan esos chicos, sino el estándar que representan.
¿Tan difícil es desligar la anécdota particular de la tesis abstracta? Si no lo desligas, te pierdes el meollo del asunto.
"En la mesa de al lado siempre se representa en tono jocoso la tragedia de nuestra época. Da un poco de miedo pensar en estos jóvenes felices, necesitados de fe, estremecidos de desorientada humanidad, el día en que no puedan pagar la cuenta del restaurante y no tengan un jefe de ventas al que admirar".
Habla de la fragilidad de los valores vitales en una época frágil, superficial y vacía. Y de lo que puede suceder si se rompe el filo hilo que sostiene a mucha gente.
Veo que algunos os estáis quedando en lo más anecdótico, y es una verdadera pena, porque el artículo es hasta bonito.
Y un añadido: fíjate que el compromiso moral no entiende de morales en el discurso que él cita:
"Aunque produzca veneno para ratas o armamento nuclear, necesito convencerme de que es la mejor de su sector. Si no consigo convencerme, no hago bien mi trabajo; no consigo vender ni veneno para ratas ni armamento nuclear. Tiene que haber algo detrás. Somos humanos”.
Este breve párrafo ya da para largas y hondas reflexiones...
el artículo merece la pena. aunque sea sólo por esta frase:
ninguna secta, ni siquiera la de un partidito de la izquierda argentina o madrileña, alcanza ese nivel de especialización acósmica, sin mundo, propia más bien de los protozoos y los coleópteros.
En primer lugar llama emprendedores, repetidamente, a un grupo de gente que obviamente no lo son, y no lo son en ningún sentido de la palabra que le de la generalidad actual de la gente, dejando claro que no ha entendido para nada ese concepto.
En segundo lugar, no los conoce pero los juzga y los categoriza como si los conociera, en un juicio absolutamente plano y unidimensional, cargado de toneladas de superioridad intelectual.
En tercer lugar, tiene un desliz grosero en el hilo conductor del artículo. Afirma esto: "Lo que compartían entre ellos sólo lo compartían entre ellos. Por más asombroso que parezca, en 50 minutos no pronunciaron una sola frase lo suficientemente general -ni siquiera de fútbol- como para que cualquier otro , desde fuera, hubiera podido intervenir para asentir o disentir." Para en el párrafo inmediatamente seguido contar como el mayor de los contertulios enunciaba una filosofía de vida absolutamente general y trasladable a todos, la frase precisamente con la cual asentir o disentir: "este pequeño ejecutivo de una compañía comercial reivindicaba la forma abstracta de la moral humana, al margen del contenido, como una necesidad afectiva a la que ningún trabajador debía renunciar y sin la cual, sobre todo, ningún negocio o empresa podían triunfar."
¿En qué quedamos? ¿no dicen nada o lo dicen todo sobre la sociedad capitalista?
No, no es más que un subterfugio de Alba rico para en primer lugar despreciarles como sres carentes de capacidad de idealización y generalidad, para luego endosarles, del mismo modo gratuito, una filosofía que vendría a explicar el capitalismo moderno.
Francamente decepcionante.
Es un texto para miserables (en su tono) que sin esa ambigüedad se desmoronaría.
¿O no?
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