Todo está conectado. Y a pesar de la amenaza del Covid-19 sobre el planeta, la deforestación de bosques no para. En la Amazonia brasileña se registró un 50% de tala en los primeros cuatro meses del año, en comparación con 2019. Esto no sólo empeora el escenario de incendios en los próximos meses, sino que está relacionado con la bajante extraordinaria en el Paraná y de otros ríos que forman la cuenca del Plata.
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etiquetas: deforestación , covid , impacto
Hemos depredado el entorno natural desde el principio de la humanidad.
El virus se hospeda en un tipo de murcielagos, no tiene origen en nada nuestro.
Ha saltado al ser humano debido a una costumbre milenaria de comercializar animales vivos. Las nuevas costumbres occidentales de criar y controlar al ganado comestible hacen mucho más difícil este tipo de hechos.
Las vacas locas SÍ fueron causa de capitalismo. La expansión del Covid SÍ es culpa de la globalización. Que tengamos una pandemia del copón no es porque hayamos esquinado los mares ni destruido el amazonas.
Virus con esas capacidades no surgen así como así, es necesario un importante desequilibrio biológico pero vamos que ésto no lo digo yo; www.google.es/amp/s/www.lavanguardia.com/natural/20200406/48338485609/
Cierto es que al cambiar el ecosistema y dar entrada a nuevas especies, obviamente, existe el riesgo de que alguna de esas traiga o amplifique cierta enfermedad.
El caso del Covid parece ser que es distinto: la comercialización de murciélagos salvajes vivos. Como se ha hecho siempre allí.
Destruir ecosistemas no crea enfermedades, tal vez las acerca (o aleja).