Cosas de macroeconomía III: ¿Big Trouble in Big China?

Muchos me habéis pedido que escriba la tercera parte de mi clásica saga macroeconómica... Bueno, no. Pero lo hago igual. Seguro que alguien por ahí se entretiene con mis 7000 palabras sobre desarrollos económicos. Y, mínimo, me entretengo yo.

Hoy voy a hablar de China, porque - a ver- se supone que la economía de China va a colapsar, ¿verdad? Pues analicémoslo. Vamos a establecer una serie de hechos y dejaré que vosotros mismos podáis desarrollar vuestras propias conclusiones. Y, quizá, incluso podáis dejar un comentario abajo con estas conclusiones y yo lo leeré fascinado como si mis artículos fuesen mínimamente relevantes.

Introducción

Hay que reconocer que la economía de China es bastante más robusta de lo que los analistas podemos llegar a creer, aunque Gordon Chang insista en que China colapsará el próximo año (2019,2020,2021... hasta que toque).

Pero entremos al tema. Vamos a mencionar las formas más comunes en las que se supone que China va a caer y revisémoslas.

Deuda

Nelson Chang popularizó este argumento en 2001, y obtuvo más fuerza dese 2014 debido a la ignorancia económica de los periodistas. A día de hoy, la estadística más citada es una "deuda respecto al PIB" de más del 300%.

Lo que pasa es que esta figura, en realidad, es la tasa de Financiación Social Total, una herramienta de medición de la liquidez inventada por Beijing en 2011; un barómetro económico que resume la recaudación total de fondos por parte de las entidades no estatales chinas, incluidas las personas físicas y las empresas no financieras.

Por supuesto, esta cifra es altísima, ya que incluye la deuda empresarial como la doméstica. Según un informe de Standard Chartered, en 2014, la deuda total de China era de 251% y la de Reino Unido de 277%.

Pero, ¿cuál es la deuda real de China respecto al PIB? Según el Banco Mundial, del 47,60%. La media de la Eurozona es del 85,1%. En definitiva, China está menos endeudada que la Eurozona.

Un falso crecimiento

Sí. No lo vamos a negar. Pero, realmente, el crecimiento estaría infravalorado como resultado de esto. El gobierno Chino, según un "leak" del gobierno de Liaoning en 2007, no mide los datos que entran en el PIB. En lugar de eso, miden los créditos bancarios, el consumo eléctrico y los volúmenes de carga (logística, básicamente). Este índice lo conocemos como Li Keqiang (LKI). El gráfico, a continuación, muestra el crecimiento del LKI desde 2005 a 2018.

No podemos negar que el PIB es puramente una aproximación. Esto ha hecho que los periodistas crean que "¡El PIB debe ser mucho más bajo!".

Si ponemos atención a los datos que China mide rigurosamente (un crecimiento del 7-10% de media), podemos ver que realmente entienden su propio crecimiento. Esto tiene más sentido, ya que no tendría lógica que el Partido Comunista chino informase de un crecimiento mayor del 7%, ya que activa las alarmas de los demás países, que empezarán a intentar contener este crecimiento.

Guerra comercial

Esto hubiese funcionado hace 10 años, cuando las exportaciones representaban el 40% del PIB chino. Pero, a día de hoy, no superan el 18.6%, un tercio de la Eurozona y la mayor parte de Asia.

Estancamiento

"Eh, ¡mira a Japón!". Obviamente, como ambos países están en Asia, deben tener mucho en común... ¿verdad? Sin embargo, la economía japonesa dio un frenazo cuando su PIB per capita era un 50% mayor incluso que el de los Estados Unidos. Es decir, que según esto, China daría ese frenazo cuando su PIB per capita fuese de 75.000 dólares (está a 8.826,99 dólares ahora).

Sin embargo, con esto ignoramos que este estancamiento no tiene que ver con que Japón se estuviese enriqueciendo - como si sólo Europa pudiese ser rica. Lo que si tiene que ver es un cambio en la política japonesa que tuvo lugar en los años 80. Independizaron el Banco Central (porque otros países se quejaban de la manipulación monetaria).Después, firmaron los Acuerdos de Plaza en el 85, limitando así sus exportaciones (lo que hace la presión estadounidense, ¿no?). Finalmente, dejaron de permitir que su ministerio de comercio e industria subvencionara el acero y el carbón (porque los países se quejaban del proteccionismo). Básicamente, estas tres políticas destruyeron la competitividad japonesa. 

China podría haber aceptado lo que Trump pedía durante la guerra comercial, si no hubiesen visto lo que ocurrió con Japón. Ahora que todos saben lo que ha pasado con el país nipón, nadie jamás, con dos dedos de frente, volverá a aceptar un trato así.

Otros países a los que tampoco se la pueden colar incluyen Corea del Sur, Singapur y Taiwan, que siguen creciendo.

Conclusión

El catastrofismo chino no está de moda entre los economistas de verdad. La mayoría de las veces se oye hablar de ello en los periódicos. La razón de esto es que los libros y artículos que predicen la desaparición de China se han convertido en un negocio, de la misma manera que los libros sobre relaciones internacionales que predicen la resurrección de Rusia. Ambos son terapéuticos y se dirigen a las inseguridades de sus lectores permitiéndoles mirar el mundo a través de unas gafas de color rosa.