Cruda síntesis que invita a detener "el tren del sentido común" y afrontarlo directamente. Cuestionar la propia vida es reflexionar sobre los significados que se dan por descontados y que gobiernan nuestra existencia sin que nos demos cuenta. Al final, las trampas del lenguaje cotidiano hacen de nuestra individualidad en una tumba corporal. De ahí que la vida no sea lo que parece.
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