En el libro, autobiográfico, los alumnos no hacen caso, se muestran hostiles con los profesores, les insultan, no dejan de hablar durante la clase, juegan a encestar papeles en la papelera, hacen preguntas absurdas, se quejan por cualquier cosa, cometen faltas de ortografía inconcebibles, no entienden lo que leen, se quedan dormidos. A menudo es la ironía el arma con la que el profesor se enfrenta a estas condiciones para dar clase. Enseñar es casi lo primero a lo que renuncia. Se trata de llegar al final del día manteniéndose en sus cabales.
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etiquetas: diario , profe humillado
"Tiene un gran mérito hacer reír con el relato directo del fiasco en que consiste la educación pública en España, y también lo tiene no caer ni el sentimentalismo ni en el sermón pedagógico. Cuando el profesor se siente conmovido por las exageradas reacciones de los adolescentes no duda en decirlo, y es también explícitamente consciente de que la desestructuración en la que viven muchos de los chicos está detrás de sus malos comportamientos, pero no se lanza a imponer sus conclusiones. Ver es ya una forma de denunciar. La crítica al sistema educativo que abruma al ya agobiado profesorado con tareas burocráticas en cuya utilidad nadie confía, o que manda ordenadores (“el puto Chromebook”) que solo sirven para distraer a los estudiantes y desde luego nunca para que aprendan más, está también diseminada por el texto, se entrevé en la narración seca de una ajetreada mañana trufada de expulsiones, respuestas chulescas y desaires."
Tendrían que mirarse en un espejo pedagogos y psicólogos, mucho libro, mucho curso para padres, mucha disciplina positiva y están las cabezas peor que nunca, no digo ya la educación, que no puede estar bien si las cabezas no funcionan.
Jamás hubiera aguantado ser profesor, en mi época 60/70 como viésemos a un profesor medio vulnerable íbamos a por él.
Yo, no sé por qué tuve un momento de clarividencia y cambié del grupo de los cafres al de los que queríamos estudiar, pero como unos pocos decidieran joder esa clase, no había forma de aprender aparte de los libros.
Ni puta idea de como solucionarlo, pero lo que quiero decir es que no es nada nuevo.
De hecho el autor del libro hace su análisis.
— Papá, el profe me ha suspendido lengua
—¿Por qué?
—Por no saber un sinónimo de contiguo
—Pues aledaño
—Eso, mañana voy y le reviento.
Estas dos son de esperar, son NIÑOS, otra cosa es interrumpir en clase de forma constante y excesiva.
La culpa es de los alumnos, de los padres, de los móviles, de los chromebook.........
Y ojo, no culpo a los chicos; ellos son solo el resultado de su entorno. Pero darles clase es sumamente difícil y desmotivador.