La cadena estadounidense E! Entertainment estrena docureality sobre el día a día y las aspiraciones vitales de las parejas de los deportistas que es el colmo del machismo. La propia madre de una de ellas le recomienda que se calle y obedezca a su pareja porque, le dice, "Tú no importas".
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Luego son los típicos que te llaman envidioso. Quédese con todo su dinero señor, yo me quedo con mi dignidad.
Al margen que seas hombre y mujer, si eres el accesorio de alguien importante, serás eso, un accesorio. Quizás trata más sobre como nos influye la endogamia entre clases sociales.
¿Que lo que vende son las tías buenas? Pues vale.
#3: Aquí estoy con #5. Que haya unas cuantas chicas guapas tontainas (poque también las hay guapas listas y currantas) que quieran salir con famosetes y vean su matrimonio como una carrera es culpa de ellas, no será porque el feminismo les haya enseñado eso. El feminismo enseña lo contrario, igual que las leyes enseñan a no robar y algún ladrón sale.
Mientras en las revistas de hombres salga "cómo tener éxito, cómo negociar un aumento de sueldo", y tías buenas; y en las de mujeres salga "cómo adelgazar", "cómo tener vientre plano" y tías buenas... Pues esto va a seguir siendo así.
No es solamente que los hombres valoren la belleza de las mujeres. Es que si las mujeres también valoran eso, pues apaga y vámonos (y me incluyo como culpable, a mí me encanta contemplar la belleza femenina, aunque reconozco que me gustan cosas menos recauchutadas. Esto, por ejemplo: www.youtube.com/watch?v=f2S4mmEL_4A). Ahora, una cosa es contemplar la belleza y otra seguir las andanzas de unas tontainas que por guapas que sean, tienen como objetivo en la vida que las mantenga otro. Eso está agotado desde Moll Flanders.
¿Cómo se acaba esto? Fácil: si el programa no lo ve nadie y es un fracaso como un castillo, se acabó. El próximo será sobre Elizabeth Holmes y Gwynne Shotnell. Pero si éste tiene éxito, pues harán más. Lo mismo que con el gran hermano: se arregla dejando de verlo.
En cuanto a la que está casada y dice "no hagáis el gilipollas en público porque estáis representando a vuestros maridos"... pues si lo único que les dice es que no cojan un pedo tremendo en público, tampoco me parece tan mal. En cualquier caso, está claro que esos matrimonios son contratos mercantiles. No lo veo demasiado mal, después de todo el matrimonio tiene sentido para criar a los hijos en un entorno estable. Dado que el amor no se controla, para casarse hay que tener objetivos vitales a largo plazo, un camino que seguir juntos. En este caso, por lo que veo los hijos son de las pocas cosas que pueden unir a semejantes parejas (aunque la tal Autumn suena un poco más racional que las demás).
PD: me acuerdo cuando en los 1990s cualquier programa era tachado enseguida de ser telebasura... pues anda, que si esos críticos "intelectuales" llegan a ver la TV de hoy en día...
Yo si estuviera bueno y la tuviera grande, no me importaria ser el hombre florero de alguna potranca de Hollywood, que me llevase a las galas y tal para aparentar "familia feliz" y "mujer sensata" y luego un polvete (o no) y ya me quedo yo en la mansión con piscina y cala privada mientras ella se va a hacer el asno por ahí.
Eso sí, si alguien me dijera: "eres un jodido hombre florero", pues le diría: "efectivamente". No me las daría de "igualitario" ni "digno" ni ostias. Mi dueña es la potranca multimillonaria que me da todo lo que pido a cambio de compañía cuando a ella le da la gana y venta de imagen.
Lo mismo que los viejarros de 80 años putrefactos de oro y diamantes y acciones en todas las empresas del mundo que se casan con una mujer de 30/40 cuando les quedan tres veranos en el Caribe. El viejo tiene una jamerga para que le limpie los huevos y el culo con una esponja y le haga compañía en la soledad del rico y la jamerga tiene todos los lujos que quiera + pellizco de la herencia garantizado ante notario. ¿Problemas? Ninguno, si ambos están de acuerdo.
El problema de estos programas es que tienen éxito por mostrar las aspiraciones de muchas mujeres, esto es, ser el florero de algún famoso con dinero, aspirar a "vestir bien y elegantes" y vivir como si fueran princesitas.