Es de temer que el medio centenar largo de casos de malos tratos de menores a sus padres registrados desde el 2004 por la Policía Autonómica gallega sean sólo la punta del iceberg. La vergüenza y el sentimiento de culpa llevan a muchas personas a ocultar los desmanes de sus hijos.
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Esta muy bien todo ese royo de educar sin violencia y tal, pero luego pasa lo que pasa, a mi me molieron a palos de chico cuando me lo merecia y quiero mucho a mis padres y me considero una persona bastante cuerda... Una buena hostia a tiempo y se acabó. JAMAS se me ocurriria levantarle la mano a ninguno de mis progenitores, aún sabiendo que les puedo, es puro respeto.
Lo bueno es que ahora los niños tienen el "te denuncio" en la boca demasiado tiempo, es como las mujeres despechadas que denuncian falsos maltratos para joder a su pareja, se aprovechan de una ley excesivamente proteccionista hacia unas victimas debiles, que debe ser asi para que estas sean protegidas, pero que algunos desalmados utilizan para sus propios intereses
Me cansan los discursitos moralizantes procatolicos para todos los usos.
Pagan los padres y pagan los niños. Lo que voy a decir no es politicamente correcto, pero a mi me parece perfecto. No tengáis duda alguna que gran parte de estos cenutrios no saben nada de la vida, todos conocemos esa frase que dice algo así como "para saber mandar hay que saber obedecer". Que esta panda de cretinos quinceañeros llegue a ser una panda de currantes veintañeros es algo que está a la vuelta de la esquina, y cuando eso pase lo van a pasar muy pero que muy mal. Y mientras tanto, todos los treintañeros tendremos el trabajo asegurado de por vida, ya que NADIE puede sustituirnos .
Creo que el problema no es ni mucho menos nuevo solo miren estas citas:
"Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y les faltan al respeto a sus maestros." Sócrates
"Los jóvenes de hoy no parecen tener respeto alguno por el pasado ni esperanza ninguna para lo porvenir." Hipócrates
"La sangre joven no obedece un viejo mandato." William Shakespeare