Partiendo de este debate, el periodista catalán –desde 2004, director adjunto y delegado de La Vanguardia en Madrid, colaborador en varios programas de radio y televisión y autor de libros como Modesta España o España en el diván– ofrece una panorámica de las intensas, embarulladas y mutantes discusiones generadas en la oposición al franquismo, liderada absolutamente, bien desde la prisión, bien desde el exilio o la clandestinidad, por el Partido Comunista de España (PCE).
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Muchos se llevaron golpes, detenciones y hasta pasaron por la cárcel pero no llegaron ni a concejales de su pueblo ni nunca se les hará un homenaje.
Es triste, es lo que hay.
#3 Eso es lo que intenta también hacer el libro, con la figura de Manuel Moreno Mauricio, que después de 17 años de talego pierde un poco la necesidad de implicarse en los asuntos públicos.
La gente quería que llegara la democracia, y una vez llegó se pensaron que estaba todo hecho. No pensaron que precisamente en una democracia hay que seguir peleando. Como que el pico huelguista y de revolución política que tuvimos durante la década de los 70 se desinfla así.
Luego las élites (del PSOE y los franquistas reconvertidos) hicieron lo que quisieron, aprovechándose de que al final sólo protestaba la gente que seguía movilizada (principalmente todos los que vienen de luchar en la clandestinidad desde Comisiones Obreras) mientras el resto de la población se dejaba hacer sin levantar la voz.