J: ¿Admite entonces que su plan busca alejar a los pobres de la universidad? W: ¡Desde luego! El problema es verlo como algo negativo. Seamos sinceros, muchos científicos en España trabajan en un bar. ¿Para qué necesita un camarero un grado en química? ¿De qué sirve saber la valencia del mercurio para poner un cortado descafeinado de máquina con leche fría? ¡Estamos tirando el dinero del contribuyente! No nos llega para todo, ¿qué prefieres tú, sanidad públicas o camareros que entiendan la física cuántica?
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- Cuéntame entonces, amigo mío…
- Usted va a salir hoy en los medios diciendo algo realmente impopular. Algo que ataque directamente al cerebro emocional del populacho, que los humille, que los haga encolerizar, retorcerse de ira en el oscuro fango de sus vidas. Algo así como que “los pobres no merecen comer más de una vez al día”, o “los pobres no deben estudiar”, o “los pobres nacieron para ser esclavos”.
- ¿Estás seguro, Maquiavelo? Eso me parece jugar con fuego.
- Tranquilo maestro Nicolás, tranquilo, déjeme acabar, ya verá usted –dijo visiblemente excitado el audaz estratega-. A continuación, al día siguiente, salen unos cuantos miembros del partido, no muy importantes para no hundirlo a usted, diciendo que están en desacuerdo, que “todo el mundo debería comer tres comidas al día”, o “las becas están para dar igualdad de oportunidades”, o “todo el mundo tiene derecho a un trabajo justo”. De esta manera, en el inconsciente emocional del populacho aparecería la idea de que “el partido es bueno, se preocupa por nosotros, piensa en nosotros” -aquí se le escaparon unas risas al joven Maquiavelo-, y se desviará el foco de odio hacia usted.
- Pero eso acabará conmigo Maquiavelo –dijo airadamente el ministro Nicolás-, no puedo permitir eso.
- Tranquilo, maestro, porque ahora viene la jugada maestra. Cuando toda la ira plebeya esté orientada hacia usted, damos el giro magistral. Entonces saldrá usted mejorando ligeramente las condiciones de lo que dijo, rebajando unas décimas su gravedad, algo insignificante, pero que tendrá un efecto abismal. En el simple cerebro del rebaño esa pequeña mejora provocará una descarga de tranquilidad, paz, felicidad. Y así, aunque realmente no haya cambiado nada y continuemos exprimiendo sus vidas, discriminándolos y despreciándolos para nosotros vivir como reyes, las emociones que tendrán hacia usted y hacia el partido se habrán tornado, por obra y gracia del diosito de la ingeniería de la conducta, en más positivas.
Esto bajará su nivel de crispación y tendremos otra vez el vaso medio vacío para poder rellenar con más recortes de sus derechos en nuestro beneficio sin que se crispen, ni se alteren ni se subleven; y además, ganaremos unos cuantos de cientos de miles de votos.
- Me he quedado sin palabras Maquiavelo, sin duda es usted un genio del control mental del rebaño.
- Gracias señor, pero no me llame genio, llámeme Tit che tein.
Así pierde la gracia.
Luego, aprendieron a leer y todo fue a peor.
¡Necesitamos una revolución ética! Y ahí es donde entra Jesucristo.
Pues a mí me ha hecho gracia, la verdad.
-Sí a todo
Yo, lo siento, pero a Wert no le veo eso. Ni profundidad de ideas, ni tiene la noción de las consecuencias que traerán sus medidas.
Wert para mí, todavía es únicamente un tertuliano que dice lo primero que se le ocurre que crea él que tiene sentido y que no piensa más allá del fin del programa que está grabando, ni es capaz de adivinar consecuencias ni de asumir responsabilidades.
Quizá algún día dé un razonamiento, una justificación... algo para que podamos verlo de otra manera. Pero de momento eso es lo que hay y lo que yo pienso es que no llega a más.
WERT DIMISIÓN
Wert, ese gran mal educado a cargo del mismo ministerio.
Chapeau, Mimesacojea
(La verdad es que te recomiendo ambos)
Yo lo veo claro.
¿Llamamos beca?, pues debe existir un reciprocidad con el becado de modo que aproveche la oportunidad estudiando y naturalmente, solo se beca a quien no puede estudiar de otro modo por su economía familiar (Ingresos familiares+rendimiento escolar individual).
¿Llamamos subvención para estudios?, entonces a todos los que cumplan un simple requisito económico, se le da una.
¿Se le sigue dando una subvención para estudios a los individuos del apartado anterior, aunque no se aproveche y el alumno no progrese?, entonces hay que llamarlo subvención familiar por falta de recursos sin mas historias relacionadas con el estudio.
Y no hay mas caray!
Pues nada, si algún día escribes algo avísame que lo compro jejeje. Un saludo
Quizas el equivocado soy yo pensando que este era un pais mejor.
La educacion no es un negocio. Es un compromiso social. La sanidad lo mismo. Y muchas cosas mas que no dan ni daran beneficio.
excluir a los pobres de la educacion es crear una sociedad elitista basada en el maldito dinero. Nada que ver con cultura!!!!
hay que echar a todos estos carcamales de la politica y reemplazarlos por gente joven.