Cuando nadie al parecer tiene intención de arrostrar una ley de educación a la altura de los tiempos, ha ido emergiendo contra pronóstico la evaluación por competencias. Se trata de un modo de evaluar los aprendizajes que concita todas las simpatías y que se implanta alegremente en todas partes. En Catalunya, que invierte poquísimo en educación, existe una fundación llamada Escola Nova 21 cuya matriz es la Fundació Jaume Bofill con el apoyo de la Unesco y muy especialmente de una empresa dedicada al bien común conocida como La Caixa...
|
etiquetas: sistema , educativo , competencias , empresas , objetivos , catalunya
Los estudios, igual que la instrucción del ejército, te enseñan las bases para poder desarrollarte en el mundo profesional. Luego ya en el trabajo y en la guerra usarás esos conocimientos como mejor puedas o sepas, cada uno de nosotros.
Pero "enseñar lo que demanda la empresa" y cirimbeladas similares son un error de paletos de pueblo que se creen que los institutos y las universidades están para enseñar a la gente las dos cositas que se usan en su taller y yastá, no hase farta na más queso es perder el tiempo.
Y no. No están para eso. Y sí, es normal que alguien que recién acaba de terminar su instrucción llegue al mundo laboral sin tener ni puta idea de cómo va la empresa por dentro. Ha pasado siempre, en todos los sistemas educativos y en todos los países del mundo.
Yo me he formado en Alemania (antes lo hice en España) y al terminar mi formación dual me pude quedar en la empresa donde me formé, con contrato indefinido. La empresa se rifaba a los que terminaban su formación, porque desde el primer día eran trabajadores productivos.
Al terminar mi formación en España (8 años antes) no tuve ninguna oportunidad en el mercado laboral español excepto ser comercial o montador de escenarios de una orquesta de pueblo, pero nada relacionado con lo estudiado, porque las empresas no tenían ningún interés en contratar gente a la que hay que empezar a formar prácticamente de 0.