Alguna vez ya se ha hablado de lo muchísimo que gusta Ray Bradbury. Profundamente admirado por millones de lectores, su obra es considerada como capital dentro de la ciencia-ficción y ha sido objeto de numerosos estudios. Por eso quizás no ha sorprendido tanto la conversión de una de sus novelas más célebres, Fahrenheit 451, en una novela gráfica.
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Pero la novela de Bradbury está tan sublimemente bien escrita, que pierde mucho en este formato.
Debería escribirse la novela en formato DinA3, tapa dura, calidad de papel fotográfico y poner en las páginas izquierdas el texto y en las de la derecha las ilustraciones a página completa y todo color de lo que está pasando. Eso sería orgásmico.