La escena que vemos tuvo lugar el pasado domingo. A diferencia de las iglesias en Estados Unidos que alteraron sus servicios para cumplir con las órdenes de cierre, el pastor Tony Spell congregó a 1.800 fieles en Louisiana al tiempo que imploraba que “Jesús acabaría con la pandemia”. No es un caso único. Hoy Spell está detenido, hay 34 infectados por asistir a una sola misa, y una mujer ha fallecido.
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Y estaba en lo cierto, con su método, por falta de personas vivas.
Pd: Yo recomendaría que en esas misas, ya que se ponen a ello, se incluyan abrazos, besos, aspersiones de agua bendita, intercambio de comida a la salida de la misa, etc. Para mayores garantías, me refiero.
Con un poco de suerte sólo salen un puñadito de ellos y los superaremos en número.