Franco aprobó el bombardeo de Guernica para debilitar a los republicanos en el frente de Bilbao, según se documenta en un libro que acaba de publicarse...El bombardeo de Guernica en 1937 no fue un ‘error’ de la aviación nazi, sino una acción deliberada de guerra del terror contra la población civil para debilitar la resistencia de Bilbao. Esa operación fue aprobada tanto por Franco como por su jefe de la fuerza aérea, el general Kindelán. Los franquistas siempre negaron su responsabilidad en las masacres de Guernica y Durango
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"Montserrat Gomendio Kindelán, número dos y pareja sentimental del ministro, asegura poseer un patrimonio de 14,5 millones de euros heredado de sus padres. La desclasificación de documentos históricos de la II Guerra Mundial revela que su bisabuelo, el general ideólogo del bombardeo de Guernica, Alfredo Kindelán, cobró seis millones de euros del Gobierno de Churchill en 1940. Kindelán, que era apodado “el chorizo” por los británicos, recibió el dinero para convencer a los generales cercanos a Franco para que este no apoyara a Hitler en la 2GM."
Nos recuerda "de quien son" los que gobiernan
cinco a uno, pero solo porque de momento no hace falta que se ensañen con nostros.Basta con seguir ocultando la mierda del abuelito o bisabuelito tras la alfombra.
La verdadera pregunta sería: ¿Quedó algún puente vivo durante la guerra? En mi pueblo (hoy cuenta con unos 20 habitantes, y está en un lugar MUY poco estratégico) se preocuparon de volar algo así como 3 puentes. Los dos accesos restantes los voló la propia población del pueblo (mujeres, niños y ancianos, el resto estaban en la guerra), ya que preferían pasar hambre que morir por las tropas enemigas. Se pasaron la guerra aislados y comiendo lo poco que daba la tierra.
De todas maneras, este documento forma parte de un libro que supongo que dará más detalles.¿Alguien se lo ha leído?
cuando hubo que usar armas químicas durante la guerra del Rif www.diariodeleon.es/noticias/internacional
Entre 1921 y 1927, el Ejército colonial español bombardeó de manera sistemática los poblados de la comarca marroquí del Rif para acabar con la rebelión independentista dirigida por Abdelkrim El Khattabi. Y en los bombardeos empleó armas químicas como el fosgeno, la cloropicrina, el difosgeno y el gas mostaza. La denuncia está avalada por el trabajo de prestigiosos historiadores de todo el mundo. Ahora, movimientos sociales bereberes exigen una compensación por un desastre que costó a España la muerte de 20.000 soldados. En 1924, las autoridades españolas abrieron dos fábricas de armas químicas, una cerca de Madrid y otra en Melilla, y contaron con el asesoramiento de expertos alemanes y franceses para su elaboración y empleo. Según los historiadores, España llegó a fabricar 470 toneladas de gases tóxicos y utilizó 530 aviones de construcción francesa, alemana y danesa, pilotados en muchos casos por mercenarios europeos y estadounidenses, para bombardear el Rif. En virtud del Tratado de Versalles de 1919, los aliados vencedores de la I Guerra Mundial prohibieron a la Alemania vencida la fabricación de armas químicas. El Protocolo de Ginebra de 1925 hizo extensiva esa prohibición a todos los países. Pese a esas normas, los historiadores Rosa María de Madariaga y Carlos Lázaro Ávila establecen que España utilizó masivamente gases tóxicos durante la guerra del Rif y que Francia lo hizo en 1925 en los alrededores de Fez, ciudad situada en la zona bajo su control colonial. Bombardeos silenciados Los bombardeos españoles fueron silenciados, pero algunos observadores de la aviación militar, como Pedro Tonda Bueno en su autobiografía La vida y yo ...
Todo esto para vergüenza de nacionalistas vascos y del meneante medio (que ahora irá corriendo a la Wiki a ver si resulta que Keyser Sözé tiene razón y hay que ponerle el negativo correspondiente sin contestarle)
despues de decenios de ocultamiento y homenajes a asesinos y criminales de guerra.
Qué novedad!
Pperos coged las maletas y largaros a vuestra casa, la cueva de Alí Babá.
Hay que remarcar que Guernica no era un ciudad abierta, sino un objetivo militar indiscutible: contaba con tres cuarteles de gudaris (tres batallones: entre 2000 y 3000 hombres), una fábrica de armas (irónicamente, de bombas incendiarias, que, al estallar, contribuyeron también a la destrucción de la villa), siete refugios antiaéreos para una población de 5.000 habitantes, un hospital de sangre, y era, y es, un importante nudo de comunicaciones. Es rigurosamente falso que los alemanes bombardearan durante tres horas la ciudad como afirmó Aguirre; sencillamente, los medios aéreos de que disponían en España no les permitían, a los pilotos de la Legión Cóndor, los bombardeos de saturación (tampoco en la II Guerra Mundial demostraron ser muy eficientes, los alemanes, en esta terrible técnica de la guerra aérea), así que se limitaron a hacer dos pasadas sobre Guernica arrojando sus bombas hasta que alcanzaron su radio de acción, y luego se retiraron a sus bases. Los edificios afectados por las bombas fueron 50, aunque llegaron a arder más de 200, debido, en parte, a que los bomberos de BIlbao tardaron en llegar y no actuaron. La víctimas fueron «sólo» 126, gracias a que las autoridades de la villa habían prohibido el día anterior el mercado de los lunes.
Paradójicamente, el mito de Guernica lo atizaron los conservadores británicos, quienes estaban pugnando desde hacía tiempo para que el Parlamento aumentara las dotaciones presupuestarias para defensa, especialmente para la aviación, a lo que liberales y laboristas se oponían tenazmente. El bombardeo de Guernica se presentó como la demostración palpable del peligro que suponía la Luftwaffe para Gran Bretaña, y «The Times», el órgano conservador, se encargó de prender la mecha de la campaña con una serie de artículos truculentos y sumamente exagerados, escritos por corresponsales que presuntamente habían presenciado los hechos, pero que llegaron a Guernica cuando todo había pasado. Fue entonces cuando la propaganda franquista cometió la estupidez de reaccionar diciendo que habían sido los propios vascos, quienes, como hicieran en Irún, habían incendiado la ciudad antes de retirarse, lo que era palpablemente falso y se volvió en su contra.
A partir de aquí, la Komitern recogió el testigo y puso todo su aparato propagandístico al servicio del mito, al que Picasso colocó la guinda con su famosa pintura.
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En la guerra civil española, ambos bandos utilizaron desde el comienzo la aviación para bombardear ciudades: el primer bombardeo lo realizaron los republicanos, tan pronto como los días 17 y 18 de julio de 1936, contra Ceuta, Melilla, Larache y Tetuán, en un intento de volver a los marroquíes contra Franco y el resto del ejército de África. Aunque limitado, no fue un bombardeo contra objetivos militares, sino un bombardeo estratégico, terrorista, con el que se pretendía obtener objetivos políticos. En él murieron un número pequeño, que ahora no recuerdo, de marroquíes completamente inocentes y ajenos a lo que sucedía en España. Posteriormente y antes de que los nacionales iniciaran sus ataques aéreos, los republicanos bombardearon Oviedo, Valladolid, Zaragoza, Huesca, Salamanca y otras ciudades de los sublevados, y, tan tarde como en 1938, bombardearon Cabra, una ciudad alejada del frente y sin valor estratégico alguno, causando 108 muertos entre la población civil, sólo unos pocos menos que los alemanes en Guernica. Otro bombardeo terrorista.
Los nacionales, a su vez, bombardearon Madrid, Guernica, Valencia, Alicante, Almería, Cartagena y otras muchas ciudades, siendo los bombardeos más mortíferos los realizados por los italianos en Barcelona en marzo de 1938, que causaron entre 800 y 1000 víctimas. Sin embargo, y esto es preciso recalcarlo, ni republicanos ni nacionales utilizaron los bombardeos como arma terrorista como luego harían alemanes, británicos y estadounidenses en la II Guerra Mundial, sino como acciones tácticas de guerra entendidas en un sentido más o menos amplio. Con dos excepciónes: los bombardeos de la Aviación Legionaria italiana sobre Barcelona en marzo de 1938 y el de la aviación republicana sobre Cabra, mencionados antes.
Todas estas cifras de víctimas, aun siendo terribles, empalidecen ante las masacres perpetradas durante la II Guerra Mundial, primero por los nazis (Varsovia, Rótterdam, Londres) y más tarde por los aliados (Hamburgo, Colonia, Berlín, Dresde, Munich, Tokio, Hiroshima, Nagasaki, etc., donde los muertos se contaron por centenares de miles «en nombre de la libertad y la democracia»).
Así pues, el bombardeo de Guernica, tanto considerado desde el punto de vista histórico como del militar, carece de elementos que permitan considerarlo un mito ni dotarlo de una importancia en el desarrollo de la guerra que realmente no tuvo.
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Esto no quita que el sentido común nos dicte que estaba al tanto o que lo ordenase, pero desde luego demostrar no lo demuestra.