“Samudaripen” es una palabra casi extraña en nuestro idioma. Tanto que ni siquiera profesores de historia y lengua castellana se atreven a pronunciarla. Tampoco aparece en la mayoría de los diccionarios que están al alcance de nuestros niños y adolescentes. Es el nombre con el que los gitanos definen el genocidio que sufrieron a manos de alemanes, austríacos, croatas y griegos integrantes de las SS y milicianos, todos adherentes al nacionalsocialismo durante la Segunda Guerra Mundial.
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Bien que les quitarías la educación pública, la sanidad pública y expulsarlos.
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Al mismo tiempo no menciona los eventos negativos que la etnia haya podido sufrir en ese mismo tiempo en África, o Asia, o si hay países no occidentales que tienen en sus legislaciones leyes contrarias a la etnia.
Está escrito para dar a entender que el malvado hombre blanco odia históricamente a la etnia gitana, cuando en realidad lleva conviviendo con la etnia cientos de años en paz. Cosa que no consiguieron en otros lugares donde la expulsión sí resultó efectiva. Pero claro, cómo vas a culpar de racismo a alguien que no tiene el color clarito de piel.
Quieres un plátano de la amistad?
Haztelo mirar.
No te has enterado de mi comentario, te vas a enterar del artículo, monologuista.
Y del mismo modo, si saben vivir en sociedad es indiferente que sean payas o gitanas.
Sin embargo desde el principio has dejado claro que quien no te gusta son los, como tu los denominas peyorativamente, seres de luz.
Y en esta noticia se habla de los gitanos, no de quienes no saben vivir en sociedad.
Vamos, que no te aclaras o te da miedo reconocer que en realidad no te gustan los gitanos.
Eres un hipócrita, como todos los de tu calaña.
A mi me ha parecido buena oportunidad para dialogar sobre la potencial relevancia de la información contenida en el envío.
Me ha quedado claro que mi inclinación al intercambio de pareceres lo encuentra usted insultante.
Si no has tomado nada de mi parecer...
Mi argumentación se suponía opuesta a tus reproches, lo cual implica que los había leído, interpretado y utilizado de referencia para proponer mi propio punto de vista.
No ha habido lugar a extender un mayor intercambio de ideas.
Pero que no tengo ánimo de convencerte de nada, solo quería comunicar mi desagrado.
Toma, te devuelvo el negativo en forma de positivo malrollero.
Paréceme que, a usted, todo lo que no sea darle la razón está mal...
A la mierda tu derecho a la sanidad pública y el resto de cosas.
Únicamente pido que no se me venga con otro tema del que yo no he hablado.