La serie A dos metros bajo tierra sobre la familia Fisher, dueña de una funeraria, puede parecer una exageración, hasta que se leen los autos, informes y acusaciones que pesan sobre la familia Morchón, afincada en Valladolid y propietaria del grupo Funeraria El Salvador.
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Cuando ya no hubo sitio (unos tres mil muertos ocupan mucho) los empleados tuvieron que llevarse trabajo a casa.
Precisamente el ejemplar compromiso de los honrados productores con la empresa destapó el caso;
La consorte de un empleado, menos consciente de las exigencias laborales, le exigió que se llevase los muertos que llevaban tiempo en el patio de la casa familiar. Durante la mudanza lo paró la Guardia Civil por saltarse un stop y comprobaron la carga.
Dos años antes, un cliente al recoger las presuntas cenizas de sus padres señaló que, según la placa, la urna contenía el menage a troís de sus padres con otro señor. La funeraria subsanó el error "separando" las cenizas del señor y entregándole una urna con la placa correcta. El cliente, de natural receloso, presentó denuncia, sin que el juez viese indicios de ninguna irregularidad. Ya se sabe que la Justicia es ciega.
www.elmundo.es/cronica/2002/336/1017048584.html
Otro empleado de una funeraria La Popular, esta vez mexicana y en 2023, se fue de copas, olvidándose frente al cementerio, una bolsa con unos cadáveres de niños.
www.diariolibre.com/actualidad/nacional/2023/10/06/hermanos-de-el-gril
www.meneame.net/go?id=2754965