La grúa que se colocó durante la madrugada del sábado 2 de marzo en la calle Cavanilles para pasar una pilotadora de 38 toneladas sobre los edificios hasta un solar interior no tenía permiso del Ayuntamiento de Madrid para sobrevolar inmuebles dado que esta circunstancia no es una competencia municipal. Además, el constructor tampoco mostró la autorización necesaria firmada por la Comunidad de Madrid. Estas cuestiones fueron desveladas ayer, durante el Pleno del distrito de Retiro, ante una pregunta del PSOE lanzada a la concejala-presidenta,
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En breves instantes y sin necesidad de grúa.
Aunque ciertamente no es comparable el peso de un simple sedán cuatro puertas al de una pilotadora al uso.
Hace unos 19 años se dio un caso similar en Canarias, durante el derribo de un teatro de barrio (muy querido por los vecinos), para construir un macroproyecto inmobiliario.
Las obras iniciales de demolición comenzaron con nocturnidad y alevosía. Muy temprano, para que nadie pudiese reaccionar. Pero el mosqueo y la acción conjunta de los vecinos comenzó a ganar fuerza, debido sobre todo a la infinidad de grietas que empezaron a aparecer en los edificios aledaños. Y ya la gota que colmó el vaso fue que el constructor intentó introducir una enorme retroexcavadora de 12 toneladas por las antiguas y estrechas calles del barrio (para acelerar la demolición del teatro).
Los vecinos unidos acamparon durante 20 días junto a la excavadora, paralizando el derribo y llevando el caso al juzgado.
Con el paso de los días se fue conociendo que el supuesto permiso municipal del constructor era papel mojado, ya que en realidad carecía de los preceptivos permisos de rango superior (provincial y autonómico, de protección del patrimonio, etc.). Y además, durante el precipitado derribo, el constructor destruyó (por caída de grandes cascotes) una antigua casa BIC (Bien de Interés Cultural). Daños que a fecha de hoy aún siguen sin repararse.
Te los cuento en: escritorensuguarida.blogspot.com/2024/04/una-espada-de-damocles-de-40-