Suena repugnante, ¿verdad? Eso de imaginar que el agua que sale de la cisterna para retirar los restos de ‘ya-sabes-qué’ puede acabar saliendo del grifo al que acudimos para beber o incluso para ducharnos volvería escrupuloso al mismísimo Frank de la Jungla. De hecho, ese ‘efecto puaj’ es una de los grandes escollos que impide que el agua del váter termine en tu vaso.
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#6 No hace falta llegar a tanto...la mayoría de las cisternas tienen un tornillo cerca de la boya con el que puedes regular el nivel de corte de llenado de la cisterna. (Aunque lo de la botella sirve para prácticamente todas y es más sencillo)
Ah, por cierto, diluida en unas 5 partes de agua por una de orina es un fertilizante excelente.