Malcolm Gladwell publica su sexto libro, 'Hablar con extraños', que es tan fascinante, habilidoso y rico como sus demás obras. Su tema: los humanos somos increíblemente torpes cuando opinamos sobre los demás. Creemos que nosotros somos “complejos, enigmáticos [y] estamos llenos de matices”, pero juzgamos al resto de las personas como si fueran simples y pudiéramos conocerlas con apenas unas horas de conversación. En consecuencia, interpretamos mal las intenciones de los otros, que pueden engañarnos una y otra vez.
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Aquí los hay a montones.
"Y, ciertamente, sus libros a veces establecen analogías tan osadas —¿en serio se puede ver una constante del comportamiento humano en un dictador sanguinario, un inversor tramposo y un juez que debe decidir si suelta a un preso?— que resulta casi inevitable preguntarse por su seriedad o su precisión. Al mismo tiempo, Gladwell parece haber encontrado una fórmula imbatible: coger una teoría oscura, probarla mediante innumerables ejemplos hábilmente intercalados y convencer al lector de que, ahora sí, comprende un poco mejor al ser humano. Aunque solo sea por su enorme talento narrativo, es casi inevitable creer en lo que dice."
El periodista deja ahí una crítica interesante a sus textos.
Aún así, también estoy de acuerdo con la entrada. El primer párrafo describe la torpeza del ser humano al entender al otro. En muchas ocasiones, en las conversaciones no buscamos escuchar al otro, sino más bien exponer nuestras ideas, pensamientos o puntos de vista... pero no tenemos interés en lo que dice el otro. Incluso se ve en la reinterpretación que realizamos de la realidad, no nos paramos a realizar un análisis desde diferentes puntos de vista, sino que la interpretamos desde nuestros sesgos y forma de pensar... e incluso desde nuestro posicionamiento politico, de forma que, si esa interpretación crea conflictos con nuestra posición la rechazamos, y si la aceptamos, solemos "colorearla" desde nuestro punto de vista.
Hay una forma de tener algo más de información en una conversación con extraños, y es el lenguaje corporal y los tonos de voz. Sin ser ciencia y no considerarlo de forma absoluta, si que pueden aportar información sobre el contenido de lo que te dicen... sobre todo cuando hay una disonancia entre el discurso y la forma de expresarse no verbalmente, que suele traicionarnos; la cabeza no da para controlar una mentira o una conversación estafadora y controlar las expresiones no verbales, y esto hace que haya una disonancia entre contenido y forma.
cc. #10
Yo ya no sé a quién creer.
Así funciona el ser humano: es preferible dar un voto de confianza a otros individuos, aunque no les conozcas, porque está demostrado que el altruismo supone una mayor ventaja adaptativa que el egoísmo cuando se trata de una población tan inmensa como la humana.
En otras palabras: siempre habrá hijos de puta, pero son pocos, porque si fueran muchos, se joderían entre ellos y la Humanidad se extinguiría, cosa que no ha sucedido y que explica muy bien Yuval Noah Harari en esta charla TED:
www.ted.com/talks/yuval_noah_harari_what_explains_the_rise_of_humans?l
Un último apunte: hay que ser bueno, pero no tonto, es decir, el altruismo tiene límites (suelen venir dados por el grado de hijoputismo al que te enfrentas). La asertividad es una forma de definir estos límites y es fundamental ejercitarla, pero nos irá mejor si, en general, actuamos con generosidad (que, al fin y al cabo, como decía Aristóteles, es un egoísmo inteligente