Una de las ideas más terroríficas que se han pensado: la Gran Historia. Existe un proceso, una dirección, un destino, hacia el que la historia transcurre y que, además, es el auténtico sentido de todo. Así, el deber del hombre es contribuir a que tal destino se cumpla. Dicho de este modo parece un pensamiento inocuo, pero se agrava cuando ese destino está por encima de los individuos, de modo que se antojan como sacrificables en pos de ese glorioso fin.
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Que el liberalismo también se vino muy arriba y aún estamos bajo el yugo de su utopía. "No hay alternativa", ya lo dijo Thatcher hablando en nombre de la Historia misma.
Lo increíble del liberalismo es que, a diferencia de los tres que citas, no lo afirmó de un hipotético futuro, sino del inmediato AHORA.
Profetizar un próximo fin de la historia es digno de profetas osados o desesperados. Afirmar que la historia se ha acabado ya y has ganado tú es más bien el delirio de un fanático cegado por su sinrazón. La verdad es que vaya tela.
(Aunque, siendo justos con Fukuyama, bastante ha escarmentado desde entonces, lo cual le honra).
La verdad es que el artículo está muy bien: la historia con sentido siempre genera sacrificios bestiales en nombre de esa finalidad. Y se denuncia poco que ese sentido es ficticio y emana de cada época.
Al texto de Popper añadiría alguno de Rafael Sánchez Ferlosio, que también odia la visión hegeliana de la historia.