Hace años,haciendo el camino de Santiago,paramos en ese noble pueblo.Nos atendio una muy amable abuelita y nos dio de cenar en una especie huerta-jardin que tenia en la parte trasera de su posada.Al irnos recuerdo que le compre una gloriosa botella de licor de miel a aquella buena mujer.Un lugar altamente recomendable.