En la vida hay que ir dejando huellas, no cicatrices. El emperador romano nacido en la Bética Marco Ulpio Trajano, quintaesencia de algunas virtudes desaparecidas de los escenarios de la política, primero de origen no itálico, nativo de las orillas del Guadalquivir, precursor de la dinastía de los Antoninos, creador posiblemente de la saga más longeva de la historia de Roma desde la leyenda de la Loba del Capitolio e hijo adoptivo del emperador Nerva; pasaría a la historia como un genial comandante militar...
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No era de una familia tartesica que se sometio a Roma precisamente.
Y, POR FAVOR, ni era español ni andaluz. Un poco de sentido comun.
Niños, un aviso: ¡Astérix y Obélix no son libros de historia!
Por cierto el título de la noticia no puede ser más sensacionalista...
Acto seguido que por favor borren al Cid, a Don Pelayo, a Agustina de Aragon, al los Catolicos, a Guzman el bueno, etc. Ah y a Miguel Bose (por si alguien lo habia incluido).