Tienen placa en la puerta de su despacho, pero no son considerados ni respetados como líderes, porque hay una vida paralela que los ignora. Algunos son verdaderos incompetentes que han llegado donde no debían y se aíslan y parapetan tras una corte de sumisos.
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En mi empresa, se van a jugar al golf, de comilonas con clientes o proveedores, organizan reuniones con otros que están en su misma situación o con su subalternos (aunque sean sobre gilipolleces).
Se apuntan a todas la convenciones y eventos y escriben emails kilométricos a horas intempestivas.
Lo importante es estar entretenido y disfrutar de tu sueldo inmerecido.