No condenar la violencia es uno de los pilares sobre los que se asienta la democracia española. Tras cuarenta años de represión, torturas y ejecuciones, con cientos de miles de fusilados deambulando por las cunetas, todos decidimos –eso nos cuentan– que la mejor forma de afrontar la nueva etapa no sería condenar toda aquella realidad violenta, sino hacer como si nunca hubiese existido.
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etiquetas: violencia , cataluña , eta , represión , policía , democracia
Pero nada, seguid viviendo en los mundos de yupie en los que no hay ninguna consecuencia por aporrear a un millón de catalanes para recordarles que está prohibido organizar votaciones.
"Ej que la ley dice que..."
Que sí, ahora te lees el artículo y te acuerdas de todas las veces que la ley no se aplicó.
"Pero ej que imponen su forma de pensar".
Claro que sí, imponen su forma de pensar, por eso la solución obvia es prohibirles organizarse y hacer como que no existen.