El régimen demagógico que prevalece no es compatible con el realismo político. La gente no parece soportar las consecuencias de dejar a la naturaleza seguir su curso (por ejemplo, unos cinco o seis mil muertos por represalias en Bengasi: una gota en el mar de sangre que es la Historia), del mismo modo que no puede tolerar el precio de modificar el curso de la Historia (las bajas colaterales: las ajenas y sobre todo las propias).
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Hay varias cosas que no me han convencido (George Bush no era mesiánico, era un títere y su entorno tenía intereses particulares que antepusieron al bien de su país). Pero la visión de realpolitik es bastante buena: esta guerra, como la de Iraq, no conviene a occidente porque otros países le van a adelantar por la derecha.