Más de 200 personas fueron detenidas la pasada noche en Copenhague durante los graves disturbios registrados en la ciudad tras el desalojo de un club juvenil, ocupado ilegalmente por radicales que se enfrentaron violentamente con la policía.
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En Ungdomshuset se llevan organizando actividades para los jovenes desde hace 25 años, entre las que se cuentan conciertos de bandas alternativas, seminarios, foros de discusion, etc. Ungdomshuset cumplia en Copenhagen un papel que los propios servicios sociales daneses reconocian como importante (aglutinaba a jovenes en un lugar acorde con sus intereses), y ahora tras el desalojo dichos jovenes han perdido una parte muy importante de sus vidas.
¿Y qué más da? ¿A quién le importa? Son solo un puñado de radicales (lo dice la prensa bienpensante) que se lía a adoquinazos a las primeras de cambio, carne de presidio, radicales okupas promotores de la ilegalidad.
Mientras la gente guai, la que no comete delito alguno ni okupa nada de nada, no puede ni especular libremente con un inmueble, perdiendo así uno de los derechos básicos y fundamentales de todo ser humano de bien. El derecho a enriquecerse a costa de los problemas de los demás.
Bien por el mundo. No podríamos haberlo hecho mejor.
De todos modos, sólo ha habido un herido.