Valle llora desconsolada sentada en un banco de Valencia. Varios policías la escuchan y una agente no se separa de ella, intentando brindarle cariño y calor humano. Es una madre rota por la fatalidad. Su hijo Iván, de 31 años, acaba de matar a su hija, de 44. Un crimen entre hermanos tras una estela …
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etiquetas: asesinato en casa , fútbol y violencia
Y así, sin querer queriendo, se justifica un homicidio...
En cualquier caso ella estaría mal de la chota y muy sano de la cabeza el hombre no debe andar. Pobre madre.
Se puede lamentar la muerte, condenar al culpable y aun así se puede buscar el motivo para entender porqué pasan estas cosas.
O se puede echar tierra sobre el asunto diciendo que no hay un motivo.
Siempre hay un motivo. Que los motivos sean más o menos indefensibles desde el punto de vista lógico y humano es una cosa, que existan es otra distinta.
Por ejemplo hasta no hace tanto tiempo no se buscaba explicación a los asesinos, incluyendo los múltiples. Gracias a la gente que creó las unidades de análisis del comportamiento se han atrapado incontables criminales.
Apunta a una posible causa, no lo justifica.
Incluso después de lo ocurrido, y a pesar de haber perdido a su propia hija, Valle manifestó entre lágrimas el aprecio hacia su hijo a un vecino que se le acercó a dar el pésame. «Él era bueno», le dijo.
Buenísimo, oiga, bueno como el pan. Mató a su hermana a cuchilladas, pero chica, quién no tiene un mal día.
En serio, no siento pena por esta sra.