A principios de los años 90, las barreras entre géneros aún estaban muy marcadas. Entre los metaleros más cerriles, el que abriera el concierto una banda de hard rock fue visto con antipatía, hasta el punto que unos cuantos descerebrados empañaron su actuación dedicándose a tirarles vasos. El grupo aguantó el tipo con profesionalidad, pero cuando lo que cayó cerca de Ian Astbury fue un bocadillo, el cantante no pudo morderse la lengua. “No tratéis la comida como si fuera mierda, hay mucha gente que se muere de hambre”.
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etiquetas: metallica , madrid , 1993
Llego a estar ahí y el orgasmo aún me duraría
No fui porque no tenía dinero, y la mitad de mis colegas si, cabrones...
James Hetfield asegura sentirse "honrado" de que el ejército utilice la música de Metallica para torturar a prisioneros
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Venga, a pasear un ratico.
No tienen que ser
santosbuena gente, solo son músicos.No me hagas caso, estoy poniendo esto en todos los envíos de la banda.