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Miguel Hernández: métrica del hombre; anatomía del verso

Han pasado casi 75 años. Según parece, tres cuartos de siglo aún no es tiempo suficiente si hablamos de cicatrizar heridas de ayer, algunas de las cuales hoy todavía nos duelen. Probablemente pasarán otros tantos, antes de empezar a olvidar los rencores de una guerra donde participaron nuestros mayores y cuyas consecuencias más directas heredaron sus hijos, nuestros padres. Quizá, [...]

| etiquetas: miguel hernández , poesía
  1. EL RAYO QUE NO CESA

    ¿No cesará este rayo que me habita
    el corazón de exasperadas fieras
    y de fraguas coléricas y herreras
    donde el metal más fresco se marchita?

    ¿No cesará esta terca estalactita
    de cultivar sus duras cabelleras
    como espadas y rígidas hogueras
    hacia mi corazón que muge y grita?

    Este rayo ni cesa ni se agota:
    de mí mismo tomó su procedencia
    y ejercita en mí mismo sus furores.

    Esta obstinada piedra de mí brota
    y sobre mí dirige la insistencia
    de sus lluviosos rayos destructores.

    mhernandez.narod.ru/poesia.htm

    Esta sección incluirá TODA la obra poética de Miguel Hernández. Los enlaces que se iluminan a la izquierda te enlazan con los libros o conjuntos de poemas que ya se pueden consultar en este sitio.

    También se puede escuchar la voz de Miguel Hernández recitando el poema Canción del esposo soldado en una grabación realizada por el poeta en una breve estancia en Paris, de paso hacia Moscú, durante los años de la guerra civil. Este auténtico documento histórico es, hasta la fecha, la única grabación de que disponemos con la voz de Miguel Hernández.

    Agradecería muchísimo cualquier comentario o colaboración.

    miguelhernandez@lycosmail.com
  2. Tengo estos huesos hechos a las penas
    y a las cavilaciones estas sienes:
    pena que vas, cavilación que vienes
    como el mar de la playa a las arenas.

    Como el mar de la playa a las arenas,
    voy en este naufragio de vaivenes,
    por una noche oscura de sartenes
    redondas, pobres, tristes y morenas.

    Nadie me salvará de este naufragio
    si no es tu amor, la tabla que procuro,
    si no es tu voz, el norte que pretendo.

    Eludiendo por eso el mal presagio
    de que ni en ti siquiera habré seguro,
    voy entre pena y pena sonriendo.


    El rayo que no cesa, Miguel Hernández.

    mhernandez.narod.ru/elrayo.htm

    Que grande fue este hombre y que vergüenza para los asesinos!!
  3. #1 jeje, te adelantaste
  4. Esta historia realmente merece la pena, lástima que no parece que vaya a lleagr a ser portada por los pocos votos que tiene.
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