Dos amigos acudieron a hacerse el test de la COVID-19 a la misma clínica de Austin (Texas, EE UU). Para uno, que pagó en efectivo, la factura fue de 199 dólares, mientras que para la otra, que usó su seguro médico, ascendió a 6.408 dólares, una situación que muestra las paradojas del sistema sanitario en Estados Unidos. La historia, publicada este lunes por The New York Times, ilustra lo impredecible de los costes médicos en el país, incluso en medio de una pandemia en la que las autoridades han tomado medidas para que todo el mundo pueda (...)
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etiquetas: test , covid , precio , seguro privado , efectivo , distinto 
Y esto amigutios, es lo que se llama hacer trampas al solitario. Aquí alguien se lleva comisión por conseguir descuentos y otro por poner los precios altos.
No sé si habéis negociado algo alguna vez con un proveedor (de 100.000 pavos para arriba, por debajo de eso no os hacen ni puto caso) como no os hagan al menos un 50% de descuento os están tomando el pelo. Los precios de tarifa están super hichados para luego jugar con los descuentos. Ha habido casos (y precisamente no soy un fiera regateando) de llegar a la mesa de compras con descuentos del 70% (en cierto SW puede ser mayor incluso)
Y yo me pregunto ¿cuándo me están engañado? ¿Antes, al final ... o las dos veces?
Eso aquí lo llaman BAFO (Best And Final Offer) pero no te dejan ir directamente a ella.
Yo creo que el regateo existe aquí más que allí.
En realidad los 2 amigos no pagaron por lo mismo, bueno, en realidad sí que era lo mismo pero con diferente envoltorio.
Todo se origina por el círculo vicioso de avaricia que implica la sanidad privada.
La cosa va tal que:
1- Se monta un seguro privado y la gente se apunta a él pagando la cuota.
2- Esto hace que los hospitales/clínicas dejen de cobrar directamente a los pacientes pues paga el seguro.
3- Como paga el seguro pues el hospital/clínica sube los precios un poquito, total, el paciente no paga.
4- El seguro aguanta pues tiene a mucha gente apuntada pero esto va provocando un goto 3 durante un tiempo hasta que al final ha de subir las cuotas.
5- El ciclo se repite, pero entra un nuevo actor en juego, las compañías farmacéuticas, que ven el dinero que se mueve ahí y también quieren sacar tajada así que todo medicamento que se use en hospitales/clínicas ha de tener un precio extra para la tajada del pastel de las farmacéuticas.
6- Y el ciclo se va repitiendo con los precios inflándose cada vez más.
Al final esto tiene que acabar petando por un lado u otro pero la evidencia de esta tomadura de pelo es que el precio de cualquier producto farmacéutico suministrado por una clínica/hospital es cientos o miles de veces más caro que el mismo producto comprado directamente en una farmacia, lo único que cambia es el nombre que pone en la caja.
El ejemplo típico, el botecito de suero fisiológico, ya me dirás qué puede costar eso, ¿1-2 euros máximo? Pues lo mismo suministrado en un hospital en estados unidos puede subir la factura tranquilamente en 5000 dolares.
Resúmen: la aseguradora y el hospital ganan. El cliente del seguro pierde.
Aquí tienes el artículo original del nytimes:
www.nytimes.com/2020/06/29/upshot/coronavirus-tests-unpredictable-pric