¿Y ahora que? Primero: sea claro sobre la verdad. Aferrarte a ello. Si se produce la ira, ¿y cómo no podría? - Sientela. Dirige la culpa. Haga que los responsables rindan cuentas. Si alguien le dice que no politice el tema, o que " ahora no es el momento ", o que usted no es un experto, por lo que su opinión no es válida, ignórelos. Te están manipulando. Esto pasó; Realmente sucedió. Conserva tu claridad. Concentra tu ira. Articulala!
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Los días en cuestión son del 12 al 23 de marzo, días en los que el gobierno decidió dejar de buscar contactos y hacer, bueno, nada. Las reuniones masivas todavía estaban permitidas; conciertos y carreras y la Liga de Campeones de fútbol; pubs y transporte público. A los mayores de 70 años, hay que reconocerlo, se les aconsejó evitar los cruceros.
Los médicos en Italia gritaban: "¡Haz algo!" "¡No cometas nuestros errores!" "¡Mira lo que pasa si lo dejas demasiado tarde!" En esos 11 días, nuestro gobierno decidió que no había nada que hacer. Luchamos con la boca abierta con las ideas de "tomarlo en la barbilla", "dejarlo pasar por la comunidad" y "inmunidad de la manada".
Entonces el gobierno se dio cuenta de que esta "estrategia" podría producir más de 250.000 muertes en el Reino Unido. Se despertó. Y se bloqueó - no muy firmemente, hay que decir, en comparación con otros países europeos. Pero aún así.
Los 11 días en los que nuestro gobierno decidió que no había nada que hacer incluyeron los días en los que estuve asintomático con Covid-19. Confío en que recogí mi infección en un tren lleno de gente de Northallerton a Londres el 8 de marzo. En los días siguientes, con la máxima infecciosidad, fui al King's College Hospital para un ultrasonido de rutina. Un médico allí pensó que todo el alboroto y el miedo eran innecesarios: "Es como la gripe, ¿no?" (¿Recuerdas esos días?)
Fui a tiendas y cafés y llevé a mis hijos a la escuela. El 12 de marzo, con el gobierno diciendo que no había nada que hacer y abandonándonos al virus, intenté comprar desinfectante de manos, pero ya no estaba. Fui a la Oficina de Correos para pagar 3 libras por el pago insuficiente del franqueo de un artículo misterioso, que resultó ser una pequeña lata de caramelos Love Heart, un regalo tardío para el cumpleaños de mi hija. Pasé mi tarjeta de crédito al empleado de la oficina de correos para mostrar mi identificación. En la farmacia firmé el reverso de mi receta con un bolígrafo común atado a la caja con un cordel. Fui a nuestro pequeño y estrecho pasillo, el Tesco. Todo el tiempo, estaba ansioso por atrapar este virus invisible que ya estaba causando tantos estragos en Italia. No tenía ni idea de que mis miedos egoístas eran inútiles; ya lo había cogido.
los regalé a los de repartidores Amazón y desistí de comprar mascarillas viendo la precariedad de los médicos y enfermeros.
PD: mi comentario era, por lo tanto, irónico.
Lo digo sin ningún tipo de ironía y total sinceridad, no quiero que se me malinterprete.
Como no le puedo dar más positivos a su comentario en #19 se lo doy al otro