Cantabria y en los territorios fronterizos de Burgos y Palencia, ermitaños y anacoretas de la Edad Media encontraron silencio y sosiego. Buscaban la paz interior y el acercamiento a Dios en lugares de difícil acceso, excavando o aprovechando la roca horadada por la acción de la erosión. Algunas viviendas austeras y oratorios de los primeros siglos del medievo perviven en el norte de la Península y pueden descubrirse en una ruta de enorme atractivo histórico y natural.
|
etiquetas: palencia , burgos , sur de cantabria , rocas sagradas , sorprendentes
Por cierto, puta cruz, ya la tiramos una vez pero parece que la crecen…
Una de las ventajas del turismo insensato de España es que está tan obsesionado en destrozar la costa mediterránea por cuatro duros que al menos lugares como estos están fuera de la masacre ecológica y cultural.