Pablo González lleva dos años y tres meses entre rejas en una cárcel polaca a la espera de juicio y de que se presenten pruebas contra él. En todo este tiempo, se le ha mantenido en un estado de semincomunicación. Tan solo ha podido relacionarse con el exterior a través de cartas que son controladas por el personal de la prisión y de las visitas puntuales de sus abogados, el cónsul español y algunas muy concretas de familiares cercanos.
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No hay más preguntas, señoría
Ostras! Pero si eres mysto...!! Acabáramos!
Un ciudadano espanhol es retenido por otro estado de la unión europea sin pruebas ni juício. tras dos anhos, no será momento de que se llame a consultas al embajador, apra ver por qué un estado amigo hace algo así?
Cuando no les interesa se la saltan y si Bruselas decide castigarnos , ya pagamos la multa entre el resto de ciudadanos.
Para tener leyes que no se cumplen, ya tenemos bastantes de nuestra propia cosecha.
España es asín.