Es una pesadilla recurrente para millones de personas: adquirir un nuevo móvil y perderlo nada más pisar la calle. Una fortuna dilapidada, la mayor de las desgracias, un vector de ira y angustia incomparable, etcétera. Ahora bien, ¿cuál es el mejor lugar del mundo para extraviar un objeto preciado? La respuesta es Japón, el país que ha perfeccionado el arte de devolver sus pertenencias a sus dueños
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Pero yo soy propensa a perder las cosas, y la gente se apaña para devolvérmelas.
La última vez que me dejé el móvil por ahí, buscaron en la agenda -lo tengo sin pin- el teléfono de mi padre (me avisó mi padre, yo no era consciente ni de haber perdido el móvil).
Y la última vez que perdí la cartera, fue cerca de una tienda. La empleada miró en mi DNI la dirección y me buscó para devolvérmela.
Yo haría lo mismo, y la mayoría de gente que se encuentra cosas por ahí, lo hace también.
Sííí, este país de pícaros está lleno de gente honrada.
Yo ya he devuelto tres.
Tan sencillo como mirar el número de cargador, poner tu móvil a cargar, y a la salida recogerlo. Ni llave, ni candado ni nada ... una mesa con muchos cargadores.
En Osaka, mi pareja se deja el móvil en un baño de una estación de tren. Nos dimos cuenta al cabo de dos horas, y sin problemas, estaba en la oficina de la estación.
Luego viene un pobre japones de turismo a España, y al pobre lo sablean a las pocas horas.
Es que soy de Alicante.
Lo que pasa es que luego ciertas personas se roban las bicis con furgoneta (o flagoneta) y eso acaba dando mala imagen.