Desde un punto de vista económico, las prostitutas, como los demás ciudadanos, conocen bien cuáles son sus preferencias. Toman decisiones económicas en su vida diaria fundamentalmente racionales, igual que tú o que yo. Deciden si comprar el abono transportes mensual o comprar billetes sencillos, deciden si les merce la pena alquilar un piso o acceder a la compra una vivenda, y de la misma manera deciden si quieren trabajar en una profesión o en otra.
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El coste social de ser prostituta no es muy alto si la gente no lo sabe, y sobretodo si cuando se abandona la actividad, ello no queda registrado en ningún sitio, de modo que es posible dedicarse a otras cosas.
Una ex-prostituta (cuando se sabe) tiene muchas puertas cerradas.
Lo importante es el anonimato. Es más importante que todo lo demás junto. Ignorar esto es ignorar la realidad.