Una alfombra de niebla cubría la Plaza Tirso de Molina. No había lateros vendiendo cerveza. Tampoco garitos empalmando el cierre con el amanecer. Eran las siete de la mañana del sábado. El naranja pálido de la polución se llevaba la oscuridad a lametazos. En las madrugadas pandémicas, sólo pisan la calle quienes resguardan intenciones inconfesables bajo la gabardina.
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Es un poco más limitada que la Thermomix, pero no tanto como para pagar la diferencia.
También la Thermomix coge temperatura más rápido.
Aún así, compensa, no son defectos que merezcan la diferencia, a mi modo de ver.
De hecho, llamarla "Thermomix del Lidl" es de tiesos.
Y, por supuesto, hacer cola en la puerta del Lidl para comprarla cuando sale, es de tiesos.