Dice la periodista Sarah Jaffe que somos la generación que tocó fondo con el desencanto laboral. Que si nos sonroja esa máxima heredada de que «el trabajo dignifica» o si nos irrita la tiranía que subyace en la falsa idea de progreso de «la patria que madruga» no es por egoísmo anárquico o ganas de parasitar sin aportar a los demás: básicamente, los afectados saben que hemos llegado a un punto en el que profesar esa fe ciega en el trabajo como válvula emancipadora contradice a la realidad.
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No creo que se trate de apología de la vagancia o de cultura del trabajo, considero que es una consecuencia de las condiciones actuales en muchos sectores.
Pero es que con la educación que se dá y con el contexto real me parece muy bien todo lo que dices y aun así te podría poner mil ejemplos para hacerte ver que generalizas de más. El mundo ya sé como funciona.
Aquí la cuestión es que se esta ocultando y obstaculizando un pensamiento y unas posibilidades.
Lo injusto es obligar a la gente a trabajar más horas de las necesarias y tenerla a ciegas de esa variedad de posibilidades. Mi calidad de vida y tiempo libre y las posibilidades de vida no las debería regir un sistema económico, político ni la sociedad, la debería regir los datos y la tecnología disponible para satisfacer unas necesidad más o menos básicas. Luego con mi tiempo libre ya haré lo que quiera.
Nada impide que trabajes menos horas, conozco quienes han decidido trabajar menos horas a cambio de más tranquilidad. El tema es encontrar un trabajo que coincida con tus necesidades.