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Ser geisha en tiempos del coronavirus

La centenaria profesión japonesa está en crisis por las imposiciones sanitarias y la austeridad

| etiquetas: geisha , coronavirus
  1. “Solíamos hablar varias cosas con los clientes, siempre con mucha alegría cuando nos sentábamos uno al lado del otro. Ahora todo es más difícil estando tan alejados el uno del otro,” dijo la geisha.

    Que era geisha y no era otra cosa, no os equivoqueis.
  2. #1 Las geishas no tienen relaciones sexuales con sus clientes. Los clientes no pueden hablar con ellas ni de sexo ni de política.

    En un documental que ví lo más excitante que hacían con los clientes era poner un número de cojines de sentarse igual al número de jugadores menos uno. Dar vueltas entorno a los cojines mientras sonaba la música. Al parar la música se sentaban y el que se quedaba sin cojín era eliminado.
  3. #2 por eso digo que esta señora es una geisha y no es ninguna otra cosa. Hay mujeres con muchas profesiones cartera, medica, profesora, enfermera, etc, pero esta señora es solo geisha.
  4. #3 Es un oficio muy exigente, aunque no lo parezca. Tienen que hacer que el cliente se sienta a gusto poniendose al nivel de conversación tando de un catedrático de literatura clásica (suponiendo que pudiera pagar los carísmos servicios de una geisha) como de Jesús Gil japonés.
  5. #4 bueno... habrá geishas de todos los niveles... y unas destacarán por unas cualidades y otras por otras... en promedio todas capacitadas para ser geishas
  6. #4 Ahora al final una Geisha va a ser neurocirujana. Lo que hay que leer.
  7. #4 El Jesus Gil japonés: ジーザズ・ギル
  8. Algunas culturas tienen figuras similares a las geishas.
    Pakistán por ejemplo tiene las "tawaif" Aunque estas si que follaban con los clientes.
    es.wikipedia.org/wiki/Tawaif

    También se cree que los jóvenes futuros nawabs eran enviados a estas "tawaifes" para aprender "tameez" y "tehzeeb", lo que incluía la habilidad de diferenciar y apreciar buena música y literatura, tal vez incluso practicarla, especialmente el arte de la escritura gazal. Para el siglo XVIII, se habían convertido en el elemento central de la cultura educada y refinada en el norte de la India.

    aunque el sexo era a menudo incidental, no estaba asegurado contractualmente

    Algunas de los tawaifes más conocidas fueron Begum Samru (que se levantó para gobernar el principado de Sardhana en Uttar Pradesh occidental), Moran Sarkar (que se convirtió en la esposa del maharajá Ranjit Singh), Wazeeran (patrocinada por el último nawab de Lucknow, Wajid Ali Shah (en)), Begum Hazrat Mahal (la primera esposa de Wajid Ali que desempeñó un papel importante en la rebelión de los cipayos), Umrao Jaan (un personaje de ficción), Gauhar Jaan (una notable cantante clásica que cantó para el primer disco grabado de la historia de la India)
    Se han hecho varias películas sobre Umrao Jaam
    www.youtube.com/watch?v=1qZvbRuvl0c

    En la Grecia clásica estaban las heteras o hetairas
    es.wikipedia.org/wiki/Hetera

    la cual generalmente desempeñaba funciones de artista, prostituta, contertulia y acompañante. En contraste con la mayoría de mujeres de la antigua Grecia, las heteras recibían educación, poseían independencia económica y podían alcanzar un gran prestigio social, y eran las únicas mujeres que podían participar en los simposios (reuniones festivas de políticos, filósofos, artistas y eruditos), siendo sus opiniones y creencias muy respetadas por los hombres.

    Los servicios de las heteras no se componían exclusivamente de sexo, sino que también incluían danza, música, conversación y estimulación intelectual, lo que exigía a estas mujeres un conocimiento profundo de toda clase de artes y ciencias que pudieran resultar interesantes. En ocasiones, el sexo ni siquiera constituía el núcleo de su atractivo, sino que se publicitaban por el resto de sus talentos para brindar una compañía agradable, incluyendo las relaciones sexuales sólo de manera velada y personal.
  9. #8 Vamos, que primero entontecian a las mujeres negandoles la educación y luego los ricos pagaban dinerales por el lujo de tener una charla interesante con una mujer educada.
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