Uno de los deportes nacionales más tradicionales en España es el “tiro al funcionario”.A menudo son los políticos quienes arremeten contra ellos. Lo que muchos no entienden es su condición de no despedible, en un contexto en el que las reformas del mercado laboral castigan la estabilidad el empleo en el sector privado. Sin embargo, ese es, precisamente, el privilegio que no debería ser jamás puesto en cuestión, ya que vuelve al funcionario independiente, es decir, le hace invulnerable al turnismo de los partidos políticos en el gobierno.
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Conocía a uno así y ya ni ese.
Trabajo con funcionarios de ayuntamientos y comunidades autónomas. No los conozco a todos, claro. Sólo a unos cientos.
No hablo de médicos ni maestros, sino funcionarios de gestión. Los que conozco son mediocres que creen ser genios por lo bien que les pagan y por sus privilegios, como no ser despedibles, pero en general son muy cobardes.
En mi vida solo he conocido a dos que se han enfrentado muy seriamente a sus jefes y fue esencial que no pudiesen ser despedidos. No critico la figura, sino a los que no están a la altura.
Yo creo que no es así. Creo que la inamovilidad del funcionario, o la capacidad de un funcionario de decidir sobre como se lleva un asunto y que eso sea respetado por sus superiores, es algo que pasa todos los días.
Pero pasa de una manera en la que no nos damos cuenta, sin que ni siquiera los protagonistas -quienes acuden a la administración a realizar sus trámites, los funcionarios que los llevan a cabo y sus superiores- se dan cuenta de que eso está sucediendo.
Ir a informarse sobre un trámite, o llevar un papel que a uno le han pedido, o llamar por teléfono para preguntar sobre algún asunto, se transforma en muchas ocasiones en tener que hablar con otra persona que, te pueda ayudar más o pueda hacerlo menos, suele acompañar sus respuestas con algo como "pero esto lo tienes que hablar con fulanito, que es quien lleva ese expediente".
No creo que se deba solo al grado de conocimiento del asunto por el que nos interesamos al preguntar a la administración porque lo he visto con el funcionario revisando el expediente y los papeles -cuando se llevan nuevos documentos y se pasa antes por la oficina para que les echen un vistazo- donde es tan habitual que digan que ellos lo ven bien, pero que depende de fulanito, que lleva el expediente.
En definitiva, yo creo que la inamovilidad funciona, incluso sin que seamos conscientes de que ocurre. Otra cuestión es si hay muchos funcionarios y en qué trabajos se debe tener delante a un funcionario.
A dicho contratado le obligaban a falsear unos datos. Le pregunté qué cómo es que lo permitía. ... es que no podía perder el empleo.
Era un contratado.
que direis que mas de uno estaría feliz, pero hay gente que quiere hacer su trabajo bien.
Por otro lado, está faltando ya incluir en el estatuto del trabajador publico (que no funcionarios, hay muchos laborales) normas de protección a quien denuncia la corrupcion.
(y no, ni soy funcionario ni lo espero)
Yo he podido hacer la comparativa con grandes empresas de trabajadores y están más o menos en el mismo nivel de responsabilidad y de trabajo.
Incluso he encontrado en mis cursos a funcionarios gente mejor preparada y dispuesta que en la privada.
La época en que llamaban a los "del partido o sindicato" por estar apuntado al INEM para interino afortunadamente ya paso.
#5 ¿laborales? La mitad de la Administración general Andaluza es la Administración paralela. No son ni funcis ni laborales, son "empleados públicos".
#14 Eso era antes, en Adanlucia se estan tomando con calma lo de echar a la Administración Paralela.
- Ser funcionario te hace inmune al cambio de gobierno
- Ser funcionario no motiva al esfuerzo
Y tú me imagino que las personas que son funcionarias, que conoces, son como las personas que conocemos el resto, los/as familiares del/de la alcaldesa de turno, teniente alcalde,... que se meten por meter, porque su ineptitud es enorme. Gente que no tiene ni idea casi de manejar un ordenador, pero claro es el sobrino y hay que enchufar al sobrino o sobrina como sea.
Salu2
Políticos, demagogos y serviles.
Legislación, saturación y efímera.
Administrados, escaso nivel y egoísmo.
Pero sin duda, después de treinta y siete años de servicio público, la peor por asunción más o menos silenciada, es la figura del trepa, protegido y chivato que en su mediocridad difunde el mal ejemplo a seguir para mayor satisfacción de la ejecutiva.
Que conste que mi dedicación ha sido la policial, de la que he obtenido un reconocimiento ciudadano que me enorgullece, una disminución del patrimonio biológico de una tercera parte y una digna pensión. Sin embargo y aún a pesar de lo expuesto, lo volvería a repetir, por vocación, la piedra angular del Servicio Público.
Cierto que no eran funcionarios, pero en su lugar, los gestores bancarios eran, en aquella época, profesionales que tenían la confianza de la gente.
Por el contrario, los funcionarios no tienen buena prensa y una cosa es pararle los pies a un político cuando un funcionario se juega el ser corresponsable de un delito, mientras que otra es ejercer de heroe anónimo que jamás será reconocido.