La historia de la literatura está llena de negros literarios, de escritores que no escriben y escribientes que escriben en nombre de otros. Dumas, quizás, es el ejemplo más paradigmático, pero sin duda no es el único. Él representa el caso del escritor de éxito que contrata a personas que, por una determinada cantidad de dinero, le escriben las páginas que él posteriormente firmará. Sin embargo, hay casos todavía más dramáticos: Colette escribió su serie de novelas protagonizadas por Claudine, pero todas ellas se publicaron firmadas por su mari
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Y de los plagios, qué os voy a contar... no es la primera vez que pongo en google el nombre de alguno de mis personajes, o una frase de uno de mis cuentos, y los encuentro en blogs de otros (u otras). El relato copiado literalmente de cabo a rabo, pero firmado por otra persona (en cuya BIO, cómo no, no puede faltar eso de "por favor, respeta mi autoría, si compartes mi cuento pon mi nombre, ¡digamos NO al plagio!"), y cuando le dices "perdona, pero este cuento no es tuyo. Lo sé con certeza porque la autora soy yo", todavía se ofenden y pretenden dejarte por embustera. Suerte tienes si simplemente lo quitan de la página, pero ni el plagiador ni la página en sí te dirán ni pío. Antes bien, te dirán que eres una siesa, que al fin y al cabo, si te plagian es porque eres buena escribiendo, que escribas otra cosa y ya está, que todo el mundo "coge prestado" y que tú tienes muchos cuentos y muchos personajes como para estar limpia, que no vayas de santita.