Los hechos se remontan a 2007 cuando un juez de Madrid declaró extinguido por divorcio el matrimonio de la recurrente. Años más tarde, cuando las hijas ya habían alcanzado la mayoría de edad, el padre solicitó la modificación de medidas acordadas en la sentencia de divorcio, solicitando la extinción del derecho de uso de la vivienda familiar por parte de su mujer que vivía en ella con su nuevo cónyuge, la hija en común de ambos y las hijas del matrimonio anterior con requerimiento de que procedieran a su desalojo.
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El propietario podría pedirla custodia compartida y quedarse viviendo en su propiedad.
En este caso más sangrante aún, que la ladrona garrapata gana más que el propietario.
El día que el pedir matrimonio se vea como lo que es, una aberración casposo-medieval, habremos avanzado como sociedad.
Ya el hecho de ser pareja y compartir piso es bastante aberrante de por sí por la institucionalización de la dependencia que implica esa "convivencia" forzada.
Y lo de que los hijos tengan que estar vinculados por mágico hechizo a unas paredes en concreto (pero solo si los padres se separan, porque si siguen juntos y se quieren mudar a otro lado, ahí no hay problema) ya parece digno del rap del Payaso de la Hora Chanante.
"Tú te aguantas y te callas o te vas a tomar por culo de esta casa y no ves más a tus hijos"
El 2x1 judicial no tiene ninguna base, pero el abogado ha tirado por defender el derecho de la mujer en vez el de las hijas.
#41 Lo de la "vivienda familiar" sonaba bien en la Edad Media, cuando el matrimonio era una cosa religiosa y mágica. Hoy en día, que sigan siendo legales esas relaciones de dependencia forzadas con monogamia artificial y resquicios casposo-religiosos de toda la vida, es simplemente vomitivo.
La vivienda no es familiar, es de su propietario. Si los hijos quieren marcharse con alguien que no es su propietario, pueden hacerlo, siempre que con quien se vayan sea tutor legal y pueda mantenerlos. Si quieren quedarse en la casa de su propietario, también pueden, pero con su propietario, evidentemente. Lo que no pueden hacer los críos es elegir la casa de la que no son propietarios eligiendo además vivir con la persona que no es propietaria de la casa, echando al legítimo propietario. Que se permita semejante aberración casposa propia de la Inquisición básicamente viene a decir que Franco dejó las cosas atadas y bien atadas con el tema de la sacrosanta "familia" y el "matrimonio", que es el tipo de relación más aberrante que se ha inventado en la historia. Pero con la religión al menos tenía cierto sentido (mágico y sin lógica, pero tenía sentido dentro de la mitología religiosa).