El anuncio de Telefónica sobre el despliegue de su red 5G en España llegó por sorpresa. Sobre el papel, esta tecnología todavía no está totalmente desarrollada y hay que esperar, como ha venido recordando la compañía azul y Orange, aunque ya existen fórmulas para explotarla. Pero los tiempos cambian. El coronavirus ha modificado los plazos para lanzarse al mercado y la presión comercial de Vodafone, que ya se había iniciado en solitario, ha llevado al primer operador a recordar que también está en esta carrera.
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Hay empresas que se han quedado muy atrás y no se han sabido renovar.
Para tener 5G SA hay que instalar miles de antenas en el territorio, obviamente no es algo de un día para otro y no parece tampoco que las ventajas suplan la inversión necesaria.
Con 5G NSA llegamos a los 2GB y una latencia de 10 ms usando la infraestructura 4G. Parece suficiente como para que la tecnología 5G SA no sea necesaria en un par de lustros.
Por lo demás, el movimiento de Telefónica tiene mucho sentido y es de apreciar que hayan sabido ser tan diligentes. No es fácil cambiar el planteamiento y los planes de una empresa de ese calibre, y se han adaptado rápido. Este tipo de empresas tarda meses en decidir sobre cualquier tontería, y han cambiado de rumbo de un día para otro como quien dice.
No sabemos aún si el 5G tiene cabida real en el uso cotidiano de las personas, hay mucha publicidad y ruido alrededor, pero es obvio que si el 5G es necesario es en esta época de teletrabajo y encierros domiciliarios.
No necesito préstamos, hablaba del invertir, tampoco invertiría en telefónica.