Su trabajo está junto a los enfermos más críticos. Y no solo cuidan de sus cuerpos, también tiran de ellos para que se aferren a la vida. Enfermeras como Concha de Juan, Marina Sepúlveda o Salomé Díaz sobrevuelan los límites de la realidad a diario y no se arrugan. Se enfrentan a todo tipo de patologías, postoperatorios o accidentes muy severos. Cuando un paciente entra en el box de una UCI “no se pierde un solo minuto”. Son profesionales con mucha experiencia, aunque a veces necesiten “un instante para renacer como el ave Fénix”.
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Pero me mosquea el corporativismo.. ¿sólo enfermeras?. ¿Y auxiliares? ¿Y celadores? ¿Y medicos? ¿Y limpiadores?. Unos sin otros, poco harían.
Aunque ese argumento incluiria a gerentes, políticos... vale, ¡Viva las enfermeras!
Halague