Mi existencia no es woke

De un tiempo a esta parte ha surgido un movimiento que se ha ido intensificando con el paso de los años que no se cansa de tildar de woke cualquier tipo de representación de diversidad en medios audiovisuales.

Suelen ser precisamente aquellos que no pierden ni un segundo en llamar ofendiditos, pielesfinas o generación de cristal a los que se quejan de lo que ellos tildan de cosas sin importancia, los que se rasgan las vestiduras e, incluso, inician campañas de boicot contra algo tan importante como que unaa adaptación cambie de raza o sexo a un personaje con respecto a la obra original.

Pero, por supuesto, el asunto no se queda ahí. Cualquier representación que se tilde como woke, por mucho de que se trate de una historia original, está metida ahí con calzador o por cumplir con la cuota. No puede ser que la idea haya surgido de forma espontánea o que, simplemente, el actor sea el mejor para el papel. El terrible lobby LGBT, con sus alargados tentáculos, han conseguido que el guionista se sume a la moda TM y han destrozado un argumento que, de otro modo, hubiera sido impecable. Si es que ya no se hacen películas como las de antes. Y antes tampoco se hacían películas como las de más antes, pero ese es otro tema que no viene a cuento para nada.

Para concluir y para que nadie se pierda, pongo una tabla para resumir como funciona el asunto. Para que cualquiera que se quiera sumar a la corriente anti-woke pueda añadir este artículo a favoritos y pueda consultarla cada vez que dude si algo se puede tildar como woke o no.

Espero que os sirva de ayuda: